Esta es una terrible realidad. Guayaquil y varias zonas urbanas se ven bajo la sombra, inundadas de especies que no tienen nada que hacer rodeadas de cemento. Es que el tráfico de estas especies es una de las más lucrativas por debajo del tráfico de estupefacientes y armas.

Y nosotros no podemos hacer nada. Es lo primero que sale de nuestra mente porque nos sentimos incapaces de proteger una especie que no está cerca nuestro, que la vemos y sentimos lejos, pero señores, están viviendo con nosotros. Y sobre si podemos hacer algo, pues hay una persona atrás de un proyecto que intenta sensibilizarnos y concienciarnos sobre esta terrible realidad, y que además tiene como prioridad salvar a la fauna silvestre que todos los días llega hasta su espacio.

Se trata de la veterinaria Eliana Molineros, del Proyecto Sacha. Desde junio del 2018 ha recibido más de 720 animales, algunos mueren a las pocas horas de llegar a su despacho porque han sido maltratados, malnutridos o mutilados. Otros tienen una nueva oportunidad gracias a la rehabilitación y reinserción en su hábitat, pero hay otros que tienen que renunciar a su verdadera casa, porque no pueden ser reinsertados, porque vivieron mucho tiempo con humanos, porque están incapacitados y si son devueltos, morirán en el intento.

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Conversé con Eli, la conozco hace mucho justamente por la colaboración en fauna doméstica cuando empezábamos a rescatar animales de la calle, porque me interesó profundizar en el ¿por qué renunciar a su paz y su vida tranquila, atendiendo en su veterinaria, ganándose su dinero con su loable labor y a veces dar gratuita atención a casos de animales en apuro y sin familia, por endeudarse, llenarse de tristeza y ansiedad al recibir de manera diaria en su consultorio estos casos?

Es que al igual que Eliana, muchos otros amantes de animales sentimos que existe un vacío y esto se está saliendo de las manos. Ella no podía quedarse paralizada, se empapó de información y sobre todo de valor para hacerse cargo de todas estas denuncias, ahora sí, soportada –dándole permiso de operar– por el MAE.

El caso que más impacto le causó, y por el que decidió continuar esta labor, fue por un pequeño animal que llegó en un kennel (transportador). Estaba hecho bolita en el fondo de esta caja, y se veía irreconocible. Abrió la caja y del impacto le dio un ataque de ansiedad. Era un mapache, con el 80 % del cuerpo quemado, repleto de sangre en evidente sufrimiento. Solo al escribir se me espeluzna la piel y los ojos se empiezan a llenar de agüita.

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Quiero que nos demos cuenta de que seguramente al finalizar estas líneas la lista de animales salvajes ya ha aumentado y nadie se hace cargo suficiente. No hay cuerpo ni bolsillo que aguante. Debemos solidarizarnos y ayudarnos, ayudarlos. Tal vez los sintamos lejos, verlos por redes sociales no nos acerca, pero les confirmo que están entre nosotros y ellos pertenecen a su bosque, a la selva.

No hay bolsillo que aguante, no hay cuerpo que lo aguante. Por eso les pido que se involucren con Proyecto Sacha, donando, compartiendo cada caso, dándoles aliento a quienes están atrás de cada caso. A no solo chantar un animal que hemos encontrado en nuestra urbanización –como zarigüeyas– sino a involucrarnos, a pedir sanciones, leyes y acciones inmediatas. Se está saliendo de las manos, y todos estamos siendo cómplices.

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Como les decía, hay un grupo que aunque ellos hagan todo lo necesario para salvarlos, jamás serán libres otra vez. Para ellos la mejor opción es la estadía permanente en el centro y el reto actual es construir e implementar el Centro de Paso y Rehabilitación con la compra de incubadoras, mesas, jaulas y muchos otros elementos para todos aquellos animales que están logrando sacar adelante.

Los animales silvestres están viviendo entre nosotros. Existe fauna silvestre urbana y nosotros debemos aprender a convivir con ellos en este planeta. Este mundo no es solo nuestro, compartirlo es mucho más bonito, no tratar de sacarlos de su lugar donde se han adaptado, como por ejemplo las zarigüeyas, las lechuzas o los loros verde de cabeza roja. Respetémoslos y cuidemos su hogar así como queremos preservar el nuestro. (O)

bsalam@gmail.com