La resurrección de Cristo, conmemorada hoy por los miembros de la Iglesia católica, “¡es el fundamento de la fe y de la esperanza cristiana! Si no existiera la referencia al paraíso y a la vida eterna, el cristianismo se reduciría a una ética, a una filosofía de vida”.
Son palabras del papa Francisco, quien con determinación asegura que todas las creencias de los católicos tienen como base la imagen de un Jesús resucitado.
El sumo pontífice se refiere a este tema cada año como preparación para el cierre de la Semana Santa, ya que implica un momento de reflexión necesario para todos los seguidores de la palabra de Cristo.

La resurrección constituye el suceso más desconcertante de la historia humana, que atestigua la victoria del amor de Dios sobre el pecado y sobre la muerte, y brinda a nuestra esperanza de vida un fundamento sólido como la roca. Aquello que humanamente era impensable, sucedió”.

Esa reflexión debe considerar la natural sensación de no lograr entender cómo funciona la resurrección, ya que la mente humana generalmente evalúa toda información desde el punto de vista terrenal. Y bajo ese parámetro, la idea de que una persona pueda regresar de la muerte al mundo de los vivos resulta científicamente imposible.
Francisco, quien fue elegido papa el 13 de marzo de 2013, explica: la resurrección “constituye el suceso más desconcertante de la historia humana, que atestigua la victoria del amor de Dios sobre el pecado y sobre la muerte, y brinda a nuestra esperanza de vida un fundamento sólido como la roca. Aquello que humanamente era impensable, sucedió”.
El cristianismo nace desde ese punto, agrega, e insiste en que no es una ideología, no es un sistema filosófico, “sino es un camino de fe que parte de un advenimiento, testimoniado por los primeros discípulos de Jesús. Pablo lo resume de este modo: Jesús murió por nuestros pecados, fue sepultado, resucitó al tercer día y se apareció a Pedro y a los Doce (Cfr. 1 Cor 15,3-5). Este es el hecho. Ha muerto, fue sepultado, ha resucitado, se ha aparecido. Es decir: Jesús está vivo. Este es el núcleo del mensaje cristiano”.
Jorge Mario Bergoglio destaca además el carácter familiar de la fiesta de Pascua: “Es un día de fiesta, de celebración vivida habitualmente con la familia. Es una jornada familiar. Después de haber celebrado la Pascua, hay necesidad de reunirse con los seres queridos, con los amigos, para festejarla”.
Subraya que “Jesús ha derrumbado el muro de división entre los hombres y ha reestablecido la paz, comenzando a tejer la red de una nueva fraternidad”.
En este sentido, el obispo de Roma hizo un llamado a redescubrir la fraternidad “tal y como era vivida en las primeras comunidades cristianas. No puede haber una verdadera comunión y un compromiso para el bien común y la justicia social sin la fraternidad y sin compartir”.
La Pascua de Cristo ha hecho explotar en el mundo la novedad del diálogo y de la relación… “No podemos recluirnos en lo privado, en nuestro grupo, sino que estamos llamados a hacernos cargo del bien común, a ayudar a los hermanos, especialmente a aquellos que son débiles y marginados. Solo la fraternidad puede garantizar una paz duradera, puede derrotar las tensiones y las guerras, puede extirpar la corrupción y la criminalidad”, concluye Francisco.
Fuentes: www.aciprensa.com, www.vidanuevadigital.com.

BENEDICTO XVI

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Un hecho histórico 'muy creíble'

La resurrección del Señor implica una renovación de nuestra condición humana, ha opinado el papa emérito Benedicto XVI. “Cristo ha vencido la muerte, causada por nuestro pecado, y nos devuelve la vida inmortal”.
El alemán Joseph Ratzinger explicó que uno de los signos característicos de la fe en la resurrección era el saludo entre los cristianos en el tiempo pascual, inspirado en el antiguo himno litúrgico: “¡Cristo ha resucitado! ¡Verdaderamente, ha resucitado!”.

Si la resurrección no hubiera sido más “que el milagro de un muerto redivivo no tendría para nosotros en última instancia interés alguno, no tendría más importancia que la reanimación por la pericia de los médicos de alguien clínicamente muerto”.

El papa teólogo, a través de su libro Jesús de Nazaret (2011), aseguró que Jesús resucitado no es alguien que haya regresado a la vida biológica normal para que después, según las leyes de la biología, deba morir de nuevo.
Si la resurrección no hubiera sido más “que el milagro de un muerto redivivo no tendría para nosotros en última instancia interés alguno, no tendría más importancia que la reanimación por la pericia de los médicos de alguien clínicamente muerto”, explicó en una ocasión para invitar a una nueva visión de ese suceso.
“La resurrección de Cristo es un acontecimiento universal”, indicó el papa emérito en el libro, en el cual narra la semana de pasión de Cristo y va desde la entrada en Jerusalén hasta la resurrección.
La resurrección de Jesús es una verdad absoluta para la iglesia católica, la cual deber ser observada como un hecho absolutamente creíble, indicó el papa emérito, quien concluyó que la fe en Cristo resucitado transforma la vida, libera del miedo y brinda firme esperanza. Todo ello debería ser parte de la reflexión dominical de hoy.
Fuentes: es.zenit.org, www.larazon.es, www.aciprensa.com.

JUAN PABLO II

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Inclinemos 'las rodillas de la mente'

El Nuevo Testamento es un documento creído y vivido como verdad central por las primeras comunidades cristianas, indicó como catequesis el papa Juan Pablo II, quien lideró la Iglesia católica desde el 16 de octubre de 1978 hasta el 2 de abril de 2005.

Ese conocimiento fundamental ha sido conservado por la tradición, “nunca olvidado por los cristianos verdaderos y hoy profundizado, estudiado y predicado como parte esencial del misterio pascual, junto con la cruz: la resurrección de Cristo”.
La resurrección de Jesús es un dogma de la fe cristiana; es decir, es una verdad revelada por Dios. Y, según Juan Pablo II, se inserta en un hecho sucedido y constatado históricamente. Pero para observarlo apropiadamente hay que examinar los textos bíblicos que lo atestiguan con “las rodillas de la mente inclinadas”.

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Tal narración se basa en el testimonio de hombres concretos y bien conocidos por los cristianos y que en gran parte vivían todavía entre ellos. Estos 'testigos de la resurrección de Cristo' (Cfr. Hech. 1, 22) entregaron un testimonio vivo, indicó".

El llamado papa viajero señaló que el primero y más antiguo testimonio escrito sobre la resurrección de Cristo se encuentra en la primera carta de san Pablo a los corintios. En ella, el apóstol recuerda a los destinatarios de la carta (hacia la Pascua del año 57 d. C.): “Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas y luego a los doce; después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales todavía la mayor parte viven y otros murieron. Luego se apareció a Santiago; más tarde a todos los apóstoles. Y en último lugar a mí, como a un abortivo” (1 Cor. 15, 3-8).
Tal narración se basa en el testimonio de hombres concretos y bien conocidos por los cristianos y que en gran parte vivían todavía entre ellos. Estos “testigos de la resurrección de Cristo” (Cfr. Hech. 1, 22)” entregaron un testimonio vivo, indicó.
Fuentes: www.aciprensa.com.