Los barcos de Galápagos siguen a flote gracias a la dotación mínima de sus tripulantes, que llevan más de cincuenta días sin pisar tierra. Me he comunicado con un par de capitanes. De ellos depende en gran parte el bienestar de su gente y lo están haciendo de manera admirable.

Ernesto Toala, capitán del Xpedition, me cuenta que aprovechan la cuarentena para practicar zafarranchos, realizar talleres y mantenimiento, una tarea de nunca acabar en un buque. Durante quince días tuvieron que aislarse cada cual en su cabina porque se temió que el virus estuviera a bordo. Ernesto los había animado: “La buena noticia es que ya no tendremos que hacer zafarranchos”.

Las tripulaciones acatan las restricciones responsablemente, por el bien de ellos mismos, sus familias y la comunidad de las islas. Lo que debiéramos hacer en cada lugar del país, por idénticas razones: el respeto a la vida y a los otros".

Los domingos, Ernesto declara día de descanso y deporte, y se ponen los kayaks en el agua para dar la vuelta al barco porque no está permitido alejarse a la costa. Él comenta: “No es muy distinto a lo que pasa afuera. Ahora todos los habitantes del planeta vivimos en un barco”.

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Las tripulaciones acatan las restricciones responsablemente, por el bien de ellos mismos, sus familias y la comunidad de las islas. Lo que debiéramos hacer en cada lugar del país, por idénticas razones: el respeto a la vida y a los otros.
El capitán Eduardo Neira, a bordo del Endeavour II, ha creado una minicancha de fútbol en la cubierta de sol, y cada tres días juegan, a las cuatro y treinta de la tarde, los veinticinco tripulantes que, en su mayoría, se ofrecieron como voluntarios para quedarse.

Lo más importante es propiciar un ánimo distendido, que todos estén ocupados pero sin presión. Los domingos organizamos parrilladas y conversaciones de tipo espiritual, con el corazón abierto. Hicimos una oración por los hermanos tripulantes que han caído enfermos en otros barcos”.

Priscila Zambrano es la única mujer. Ella no alcanzó a salir en los últimos vuelos a Guayaquil, pero está contenta de poder ayudar en su cargo de purser a mantener las finanzas del barco, y además, no habría llegado a la provincial de El Oro, a reunirse con su familia, por lo que espera pacientemente que las condiciones mejoren para reencontrarse con los suyos.

“Lo más importante es propiciar un ánimo distendido, que todos estén ocupados pero sin presión. Los domingos organizamos parrilladas y conversaciones de tipo espiritual, con el corazón abierto. Hicimos una oración por los hermanos tripulantes que han caído enfermos en otros barcos”, dice el capitán Eduardo Neira.

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Tres embarcaciones tienen enfermos de COVID-19. En la más grande de ellas han dividido al barco por zonas de seguridad, y así los del área verde, que no están infectados, viven en cubiertas distintas a los de amarilla o naranja".

Tres embarcaciones tienen enfermos de COVID-19. En la más grande de ellas han dividido al barco por zonas de seguridad, y así los del área verde, que no están infectados, viven en cubiertas distintas a los de amarilla o naranja.
Las provisiones llegan desde Puerto Ayora al canal de Itabaca, para los barcos que están en Baltra o al norte de la isla Santa Cruz. En el Endeavour llaman “astronautas” a los encargados de recibir la carga, por la cantidad de equipo de protección.

Eduardo ha musicalizado el poema Esperanza de Alexis Valdés, que comparte por redes sociales junto con un video de la vida a bordo. Yo no puedo contener las lágrimas. Veo a las personas con quienes he cohabitado media vida, con los que tal vez no crucé más que un par de palabras en el apuro de los embarques y el trabajo. Los percibo optimistas, con letreros de aliento a sus familias, mientras custodian la nave que ha dado sustento a muchos.

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Ellos cuidan esos hogares flotantes para que estén impecables al momento de levar ancla, incluso con la incertidumbre de no saber cuándo. Porque la industria turística fue de las primeras en ser afectada y tal vez será una de las últimas en recuperarse.
Extiendo mi gratitud a la gente que permanece a bordo de los barcos de Galápagos y confío en la pronta recuperación de los que están convalecientes. (O)

nalutagle@yahoo.com