No me refiero a los que han partido de este plano, sino a los que estando aquí no están. Tampoco me refiero a los zombis que habitan en el planeta caminando sin conciencia y repitiendo lo que otros dicen y hacen. En esta columna, dedicada al mundo online, a las redes sociales y todo lo que se vive en ellas, me doy la oportunidad de expresar una reflexión sobre los que no están en ese mundo. Los que no se conectan no porque no quieran, sino porque no pueden.

Una maestra que fue por flores de Bach a mi consultorio me explicaba que ella no ha podido dejar las clases presenciales en cuarentena y la razón es porque sus alumnos, de un rancho cercano a la ciudad, no tienen internet ni computadora ni celular para recibir clase. Le pregunté por las clases por televisión que el Gobierno mexicano promueve y resulta que muchos no tienen señal y menos televisión.

Los espacios públicos con señal de internet gratuita son un regalo que lamentablemente en nuestro país no podemos aprovechar debido a la delincuencia".

Qué superficiales somos cuando vemos un trending topic en Twitter y como conclusión decimos “todo el mundo dice esto”. Ese todo el mundo es en realidad un minimundo creado a partir de mis intereses, una milésima parte de este diverso conglomerado que coexiste en el planeta. Cuando vemos a un influencer que consiguió 300k de seguidores, pensamos en el gran éxito que ha tenido como personaje público. Pero yo me pregunto: ¿qué son 300k en el mundo virtual si un individuo real puede desplegarse las veces que quiera y hacer decenas de cuentas con diferentes perfiles?

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Los espacios públicos con señal de internet gratuita son un regalo que lamentablemente en nuestro país no podemos aprovechar debido a la delincuencia. Además, hacer tareas en la parada de bus no es lo óptimo si queremos que los alumnos se concentren. Esa señal gratuita servirá para la interacción social en las redes, pero no podemos esperar que se le pueda dar un uso más profundo en treinta minutos de conexión.

En el ámbito privado siempre se dispondrá de recursos y quienes pagan no solo pueden, sino que tienen todo el derecho de exigir lo mejor para aprender".

En casas donde hay cuatro hijos, ¿hay también cuatro dispositivos móviles o computadoras y cuatro espacios diferentes para que simultáneamente todos tomen clase? ¿Hay la señal de internet ideal para que todos se conecten simultáneamente? Todas estas reflexiones las hago a partir del debate sobre la educación online, una educación que tristemente no es para todos.

En el ámbito privado siempre se dispondrá de recursos y quienes pagan no solo pueden, sino que tienen todo el derecho de exigir lo mejor para aprender. Pero, una vez más, lo público es lo que sigue sin resolverse. Las acciones aisladas, como regalar tablets, pueden ser una pérdida de dinero al no ir de la mano de todo un plan.

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Para que el Ecuador 4.0 sea una realidad es necesaria la infraestructura, los recursos y una alfabetización tecnológica para aprovechar lo que la conectividad nos da. Si bien el caso que compartí antes es de una maestra mexicana, estoy segura de que son situaciones que se repiten en toda Latinoamérica y que si no lo resuelven los Gobiernos, alguien lo tiene que hacer. (O)