No sería correcto comparar la experiencia de los profesores con la de los padres. Los primeros son expertos en la enseñanza, en habilidades motivacionales, en enganchar a todos los alumnos, incluyendo a los que no quieren participar al primer llamado. También son hábiles para organizar grupos, en guiarlos a todos y en saber cuándo dejarlos trabajar solos.