La escarlatina o fiebre escarlata es una enfermedad bacteriana que se caracteriza por un sarpullido rojo brillante que afecta la mayor parte del cuerpo. La escarlatina casi siempre está acompañada de dolor de garganta y fiebre alta, señala la Mayo Clinic en una publicación.

Aunque en su momento fue una de las principales causas de muerte de los niños en el mundo occidental, se consideraba erradicada por la medicina actual. Sin embargo, en el Reino Unido y en el noreste de Asia han habido rebrotes, los debería ponernos en alerta, señala un artículo de El Confidencial.

Una investigación brinda información sobre por qué se da la reaparición de este patógeno mortal. El estudio fue publicado en la revista científica 'Nature Communications' y analiza el genoma de una de las cepas bacterianas responsables de la enfermedad.

Publicidad

Se trata del estreptococo del grupo A, o Streptococcus pyogenes; un microbio con forma de bola que puede generar compuestos tóxicos llamados superantígenos, capaces de causar estragos en el interior del cuerpo. Especialmente en los niños.

"Este resurgimiento global de la escarlatina ha causado un aumento de más del quíntuple de la tasa de enfermedad y más de 600.000 casos en todo el mundo", señala el biólogo molecular de la Universidad de Queensland (Australia), Stephan Brouwer.

La escarlatina produce diversos síntomas, desde pequeñas faringitis o erupciones hasta choques tóxicos que causan que los órganos fallen. Con la llegada de los antibióticos, la enfermedad estaba en vías de extinción en la década de los 40.

Publicidad

"Después de 2011, el alcance mundial de la pandemia se hizo evidente con los informes de un segundo brote en el Reino Unido, a partir de 2014, y ahora hemos descubierto brotes aislados aquí en Australia", indica Brouwer.

"Este resurgimiento global de la escarlatina ha causado un aumento de más del quíntuple de la tasa de enfermedad y más de 600.000 casos en todo el mundo", agrega el experto en una publicación de Science Alert.

Publicidad

Un equipo internacional, dirigido por Brouwer, ha analizado los genes de los estreptococos del grupo A. El especialista ha logrado caracterizar una variedad de superantígenos producidos por una cepa particular del noreste de Asia.

Bacterias fortalecidas

Entre ellos se encontró superantígeno que parece dar a los invasores bacterianos una nueva e ingeniosa forma de acceder al interior de las células del huésped, algo nunca antes visto entre las bacterias.

"Hemos demostrado que estas toxinas adquiridas permiten a Streptococcus pyogenes colonizar mejor su huésped, lo que probablemente le permite superar a otras cepas", afirma.

Su novedad implica que estos brotes no descienden de las mismas cepas de bacterias que se han propagado por las comunidades en siglos pasados. Más bien, son poblaciones estrechamente relacionadas de estreptococos del grupo A que han evolucionado.

Publicidad

En otras investigaciones ya se ha evidenciado que esta cepa de bacteria recibió ayuda en forma de una infección propia, una de un tipo de virus llamado fago.

"Las toxinas se habrían transferido a la bacteria cuando fue infectada por el virus que portaban los genes de la toxina", sugiere el biocientífico Mark Walker, también de la Universidad de Queensland.

"Hemos demostrado que estas toxinas adquiridas permiten a Streptococcus pyogenes colonizar mejor su huésped, lo que probablemente le permite superar a otras cepas", añade. Se trata de un proceso conocido como transferencia horizontal de genes, un gen que evoluciona en un microbio puede ser incorporado al genoma de un virus y editado en el ADN de un nuevo huésped, creando una especie de clon del original.

Por el momento, la gestión de la amenaza del coronavirus parece contener los más recientes brotes de escarlatina. Contagiada a través de aerosoles, como el covid-19, es poco probable que el estreptococo del grupo A se convierta en una epidemia bajo las restricciones actuales. "Pero cuando el distanciamiento social se relaja, es probable que la escarlatina regrese", pronostica Walker. (I)