“Al comienzo de nuestra vida y nuevamente cuando envejecemos, necesitamos la ayuda y el cariño de los demás. Desafortunadamente, entre estos dos periodos de nuestra vida, cuando somos fuertes y capaces de cuidarnos a nosotros mismos, no apreciamos el valor del afecto y la compasión. Dado que nuestra propia vida comienza y termina con la necesidad de afecto, ¿no sería mejor si les damos compasión y amor a los demás mientras somos fuertes y capaces?”. Estas palabras son del dalai lama. Es muy curioso ver que estamos orgullosos de nuestra independencia emocional. Evidentemente, no es así: seguimos necesitando a los demás toda la vida, pero es una “vergüenza” demostrarlo, por eso preferimos llorar a escondidas. Y cuando alguien nos pide ayuda, esa persona se considera débil e incapaz de controlar sus sentimientos.