El centenario de la masacre obrera del 15 de noviembre de 1922 —suceso trágico acaecido en Guayaquil en la segunda década del siglo XX— no pasó inadvertido en la ciudad. El Instituto Cultural Nuestra América, que dirigen Miguel Cantos y Esmeralda Muñoz, logró articular una serie de actividades en colaboración con otras instituciones de Guayaquil, lo que dio como resultado una nutrida agenda: desde un encuentro de historia hasta exposiciones y varias publicaciones. Una de esas publicaciones es el libro titulado 1922, el primer baño de sangre de la clase obrera, integrado por siete ensayos de igual número de autores ecuatorianos: Ángel Emilio Hidalgo, Clodoveo Astudillo, Samaela Campos, Miguel Cantos, Natalia Tamayo, Freddy Avilés y yo, profesionales de diversas ramas: historiadores, periodistas y gestores culturales, a los que los une su interés por este tema histórico.