Si te gusta ‘echar lengua’ sobre qué vestuarios están de moda, quién vistió qué en la última pasarela, cómo se visten en las grandes ciudades de alta costura, cómo combinar una prenda que tienes olvidada en tu armario, cómo elevar un outfit que sientes un poco plano, qué le favorece a tu silueta, dónde comprar piezas statement (esos accesorios que le aportan tanta personalidad a lo que vistes), en fin... Las horas pasan volando cuando abordas todos estos temas, y más, con Fiorella Solines.

La periodista guayaquileña acaba de posar para la reciente colección de las tiendas departamentales De Prati, luciendo los colores que despuntarán en el trimestre inmediato, en diseños que nunca pierden vigencia, como pantalones y chalecos sastre, chaquetas o blazers, vestidos veraniegos, entre otros.

Fiorella Solines participó en una sesión de fotos para una nueva colección de De Prati, Foto: Roberto Pacurucu (De Prati)

“Si bien los colores representan cómo la sociedad se va presentando, en muchos casos tienen que ver con los estados de ánimo. Por ejemplo hay muchas tonalidades que hoy en día se llaman los ‘colores vitaminas’, porque visualmente nos dan alegría, además influyen directamente en nuestro estado de ánimo”, explica la comunicadora de 36 años. En este lanzamiento esos colores son el fucsia, el verde en variadas tonalidades, como azulados, y el blanco que nunca pasa de moda.

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El mundo de Fiorella Solines es multicolor realmente. Basta repasar sus redes sociales para demostrar que el rojo y la gama de verdes, en atuendos monocromáticos (que dan la ilusión óptica de más centímetros verticales), son sus mayores aliados. Y negro. Nunca falta este tono infalible en su armario.

“Como asesora de imagen escojo mi paleta de color según mi colorimetría, porque si hay colores que resaltan mejor nuestras facciones. El rojo, por ejemplo, es mi elección segura cuando busco comodidad y presencia, así no paso desapercibida. En lugar del blanco prefiero tonos como el beige claro o arena, conocidos como off white, por su capacidad para infundir calma y serenidad en mi apariencia”, explica.

Fiorella Solines participó en una sesión de fotos para una nueva colección de De Prati. Foto: Roberto Pacurucu (De Prati)

“El verde, es uno de mis colores vitamina preferidos, lo uso frecuentemente porque me parece que aporta energía y también modernidad al look, desde prendas hasta accesorios como zapatos y carteras. Utilizo el negro estratégicamente para eventos que requieren elegancia, mientras que el café se ha convertido en otra opción preferida, ya que su tonalidad suave complementa mi cálido tono de piel, porque aunque soy muy blanca tengo un fondo mas hacia amarillo que rosado. Para fiestas, el dorado me acompaña”.

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‘Yo empecé contestando los teléfonos de ‘Contacto directo’ y ‘Contacto al amanecer’”, cuenta la ecuatoriana Fiorella Solines, presentadora del programa de moda ‘Girls O’ Clock’, sobre sus inicios en televisión nacional

El regreso de Fiorella Solines a la televisión ecuatoriana en una nueva faceta

Fiorella Solines actualmente divide su tiempo entre Ecuador, donde graba Yo me llamo (Teleamazonas), y sus proyectos en el extranjero, donde recorre pasarelas y ferias de moda internacionales para su programa Girls O’clock (RCN), que conduce y produce. De hecho su próxima parada, tras esta entrevista durante su último paso por Guayaquil, fue Colombiamoda 2024, en Medellín.

Fiorella Solines participó en una sesión de fotos para una nueva colección de De Prati, Foto: Roberto Pacurucu (De Prati)

Desde que decidió proyectar su carrera en el exterior, hace un poco más de 10 años, Fiorella no imaginaba regresar a la televisión ecuatoriana. Su recorrido en la pantalla local empezó en Ecuavisa, como conductora de espectáculos, y luego siguió en Teleamazonas. Después se cambió a Estados Unidos para estudiar una maestría en comunicación de masas, gracias a una beca, y posteriormente tuvo la oportunidad de trabajar en Hola TV.

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Ahora es la nueva conductora de la más reciente temporada de la competencia de imitadores Yo me llamo, desde su estreno el 28 de mayo. Trabajar otra vez en Ecuador, dice, “ha sido un placer, felicidad, gratitud, emoción total, porque pude reencontrarme con un país al que dejé y que posiblemente no imaginé nunca que iba a volver, honestamente”.

Entre esos sueños que se cumplieron sin planificar está el probarse como animadora de televisión. “Ha sido increíble, pero ha sido también una experiencia de aprendizaje. Estar al lado de Ronald (Farina, su compañero en la conducción) ha sido maravilloso, porque te permite encontrar tu espacio en el programa, desarrollarlo y a la vez te ayuda a sentirte más cómoda... Es una faceta que no conocía y que sigo desarrollando, cada día se presenta de distintas formas”.

Por supuesto le costó, fue salirse de su zona. “Todo lo que no se ha hecho cuesta al inicio. También depende de esa espontaneidad que a veces no la tienes tan desarrollada cuando se trata de televisión. Es algo de práctica y de todos los días, así se va logrando”.

En ese sentido, su compañero lleva la delantera con una notable experiencia en conducción y animación de programas concurso. “La espontaneidad no es algo que se enseña. Entonces ha sido más de tener una buena química con él, de conversar mucho y de llevarnos bien, para que (la interacción) se vea natural. Genuinamente hay esta amistad, para que pueda fluir hasta los chistes”, cuenta.

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“Él (Ronald Farina) es muy rápido mentalmente y su rapidez me ha obligado a buscar cierta rapidez también. Al inicio sentía que me quedaba, pero hay que soltarse, dejarse llevar. En la televisión lo que más cuesta es dejar de pensar en el verse bien, porque uno está todo el tiempo pensando en no verse ridículo o no ser la burla. Pero cuando lo sueltas, te permites mostrar un poco más de tu personalidad”. Y eso es una de sus mayores satisfacciones en esta producción.

Además es satisfactorio trabajar en nuestro medio, recalca, porque la camaradería entre su equipo florece incluso cuando las cámaras no están rodando. “Llegamos a veces a las 8 de la mañana, y salimos a las 9 de la noche, pero muertos de la risa todo el día, la vibra es tan chévere. No es algo que se vive, al menos a mí no me tocó vivirlo, en Estados Unidos. Allá tengo muy buenas amigas, pero cuando estamos en horas de trabajo es trabajo, estás produciendo y la vida pasa muy rápido”

Además de estas participaciones, la imagen de Fiorella estará próximamente en Univisión en unas cápsulas para Vix, la plataforma de streaming de esa estación norteamericana. Y más pronto la veremos en uno de los capítulos de Betty, la fea, la historia continúa (Prime Video), en una aparición inesperada.

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Fiorella Solines, una gran fashionista

En medio de sus proyectos televisivos, Fiorella Solines deja ver que es una gran fashionista y siempre lo ha sido, realmente. “La moda siempre fue parte de mí, aunque no la haya tenido de una manera tan consciente. Mi abuela era modista, la mejor”, expresa la presentadora de televisión y reconoce que por este motivo nunca tuvo miedo de arriesgarse y probar un universo de estilos, hasta encontrar el propio, gracias a esta influencia puertas adentro.

“Cuando me voy a Estados Unidos y empiezo a trabajar para Hola TV hubo este estallido de estudiar más las marcas y comprender por qué cada una tiene su sello, una identidad... Que cada lugar, cada clima, cada temporada del año, influyen en las colecciones. Cuando empiezo a vincularme mucho más con las capitales de la moda, empiezo a identificar mejor todo lo que hay a mi alrededor”.

Por ejemplo menciona que en sus inicios en TV a sus 20, 21, años prefería que los accesorios sean los protagonistas, más que su ropa. Ahora eso ha cambiado. Con el tiempo su ojo se fue entrenando y usa toda su presencia como un lienzo editorial, como muestra en redes sociales y otros medios, a pesar de que ocasionalmente percibe que no acierta en lo que propone. Pero eso no la detiene a seguir experimentando.

Yo me llamo se ha convertido en una especie de pasarela personal para Fiorella, inventando cada día una propuesta que busca llamar la atención por su creatividad y originalidad. “Entiendo que el medio no está acostumbrado y todavía recibo, a veces, mensajes de gente que me dice ‘qué terrible, quién viste a esa niña’. Pero tengo mucha gente que me escribe ‘wow, qué locura, nunca he visto esto’. Mi forma de vestir propone un estilo que se denomina fashionista, que va muy acorde con las tendencias. Por eso cada día hay una versión nueva de mí”.

Aunque cada vez es más común que los talentos de televisión cuenten con un vestuarista o asesor de imagen, Fiorella asegura que sus looks en pantalla los arma ella misma, con la ayuda del estilista Israel Plaza. “Porque son cinco looks a la semana, todos tienen una composición distinta y conseguirlo no siempre es fácil. Él me ha ayudado a darle vida, me ha dado ciertas ideas para otros looks y para mí ha sido increíble. Él creció en Italia y pienso que eso tiene mucho que ver que ver con el entrenamiento del ojo”.

Además de estos “entrenamientos” autodidácticos, Fiorella recuerda que es asesora de imagen certificada por la Escuela de Diseño Parsons de Nueva York, por lo que está autorizada para cazar tendencias y educar sobre estilo personal. Esos conocimientos le permitieron abrir la academia que lleva su nombre y que tiene previsto abrir su segunda edición en el último trimestre del año.

“Es para que todas las mujeres puedan encontrar su lugar en la moda. No solamente en las tendencias, sino en el estilo, que en cada persona es único, porque tiene que ver con la personalidad, con los gustos y con su estilo de vida... Sobre todo lo que quiero es que cada persona se conozca. A partir de conocernos, en todas las las formas posibles, te permites encontrar lo que sí te hace sentir cómoda, verte en el espejo y decir ‘wow’”.

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Fiorella Solines y su secreto ‘pintado’ a voces

Gracias a su trabajo en Girls O’Clock, que la hace viajar por el mundo, Fiorella Solines asegura que igualmente puede pasar temporadas largas en Ecuador. “Nunca he dejado de venir, por lo menos una o dos veces, o cada vez que puedo”, manifiesta. Su otro hogar es Miami.

Una vez que termine Yo me llamo, adelanta, viajará a Milán y a París para sus semanas de la moda; sin embargo, se perderá otras igualmente importantes: la de Nueva York y la de Londres, cuyo circuito arranca en septiembre. “Nos vamos como tres semanas. Cuando eso acabe, voy a regresar. Ya no va a haber Yo me llamo, pero mi esposo está acá, porque trabaja acá. Cuando sea mamá, definitivamente voy a pasar más tiempo acá”.

Fiorella se casó con Felipe Andrés Zúñiga hace cinco años, el 21 de septiembre de 2019. En total tiene casi ya diez años de relación con el futuro padre de sus hijos. “Desde hace dos años vengo diciendo ‘Este año voy a ser mamá’, pero no hemos estado en la búsqueda del bebé como tal, porque ahorita para mí es imposible. Me interesa mucho poder disfrutarlo; no es secreto que un bebé cambia la dinámica de todo. Entonces, tengo claro que cuando llegue voy a estar completamente volcada a él, por eso estoy intentando acomodar todo para que se pueda dar así”.

Por el momento, Fiorella y Felipe son padres de dos ‘perrihijos’, Fendi y Falcón, cuyas huellitas están tatuadas en su brazo izquierdo. Estas patitas siempre le recuerdan su ilusión de tener un albergue para perros en el futuro.

Este es otro tema que Fiorella disfruta mucho abordar, las historias detrás de las improntas en su piel de fashionista, con la gracia de una niña que ha hecho una travesura sabiendo que igual se saldrá con la suya. “Mi esposo casi me mata cuando los vio, porque no le gustan”, evoca con risa.

Este es uno de una serie de tatuajes minimalistas en tinta roja terracota que casi pasan desapercibidos, pero para el ojo “entrenado” de esta periodista, no. En su muñeca hay un tributo a su sobrina, que vivió una corta vida de diez días, trayéndole un mensaje de amor. “Quiero recordarla siempre. Ella no se llamaba Mili, pero para mí fue un milagro y me gusta tenerla conmigo”, explica.

Luego están los números ‘2707′, que se refieren a una fecha especial, 27 de julio, con más de un significado. “Es el aniversario de mis papás, el cumpleaños de mi abuelita, posiblemente la pérdida más grande y dolorosa que he tenido. Y es el día que me casé por el civil”.

El cuarto tatuaje son las siluetas de dos pingüinos, porque “son de los pocos animales que tienen solo una pareja por el resto de su vida”. “Si Dios quiere, mi pareja va a seguir siendo mi esposo hasta el último de mis días”, augura.(E)