Lo que más extraña de Guayaquil es el tiempo con su familia extendida, asegura María Paulina Escobar, esposa del luchador manabita Chito Vera. Desde hace alrededor de diez años la pareja se radicó en Estados Unidos, donde la carrera del famoso deportista ecuatoriano ha despuntado por medio del campeonato de lucha extrema UFC.

Hace poco más de una semana, ese anhelo se volvió realidad para la mujer originaria del Puerto Principal. María, o Paulina (se la puede llamar de las dos formas, dice, incluso Pauli), estuvo de paso en la urbe justamente por motivos familiares. Aquí ella con sus hijos Ana Paula, Ignacio y Eliana se reencontraron con el calor guayaco, así como con sus sabores típicos, tal como dejó ver en sus redes sociales, donde acumula alrededor de medio millón de seguidores que quieren saber cómo es la vida de la esposa de Chito Vera y sus tres pequeños.

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¿Qué extrañas de Ecuador?

Soy de Guayaquil y la verdad lo que extraño es el tiempo en familia, es decir, con mis sobrinos... La gente dice que lo que más extraña es la comida (cuando vive en el exterior), pero he aprendido a hacer en Estados Unidos la comida ecuatoriana que a mí me gusta, que a mis hijos y a mi esposo les gusta, porque encuentro todos los ingredientes. No me complico en ese sentido y si me da ganas de algo ecuatoriano, pues lo hago.

¿Cuáles son esos platos ecuatorianos que más les gusta en tu casa?

A Nacho, el locro de papa; a Ana Paula, el moro de lentejas. Bueno, a ella le gusta cualquier tipo de comida ecuatoriana, pero el moro es lo que más pide. Eliana no es tan apegada con la comida ecuatoriana como para tener un plato favorito, porque ella no creció en Ecuador como los otros dos, pero come lo que yo haga. A mí, cualquier cosa que tenga verde y el seco de pollo es mi top 1. Y todos quieren encebollado.

¿Qué no extrañas de Ecuador?

El calor matador de Guayaquil (risas). Y, lamentablemente, la delincuencia, nadie extraña eso.

¿En qué parte de Estados Unidos están viviendo?

En Newport Beach, en California. Acá el clima, cuando hay sol, no se siente un calor extremo. Es ideal. Mucha gente que vive acá en California dice, en broma, que los taxes (impuestos) son tan caros porque el clima siempre está perfecto.

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Para quienes no lo conocen, ¿a qué te dedicas?

Básicamente me dedico a cuidar de mi hogar: cuido a mis hijos, arreglo la casa, cocino. Hago de todo un poco, soy una ama de casa y un poco más que eso también. Soy el chofer de mis hijos y a veces hago de nutricionista de mi esposo.

¿Cómo es un día en la casa de los Vera Escobar?

Me levanto antes del amanecer, a las cinco de la mañana. Ahí me tomo un momento para mí. Voy a mi clase de pilates después de tomar el café en silencio, como a mí me gusta, relajada. Al regreso de mi clase me pongo en modo mamá, hasta que despacho los niños a la escuela. Ellos se preparan solos, ya están grandes, así que se visten y se arreglan solos. A veces cuando quieren ellos se hacen su lonchera o yo se las hago, depende del estado de ánimo en que se encuentren mis hijos.

Cuando los dejo en la escuela, regreso a la casa, pero cada día varía un poco, porque no siempre hago la misma actividad. Hay días en que me tomo el día libre, por así decirlo, y me voy a jugar tenis en la mañana. Pero a mí me gusta organizarme mucho, es decir, tener la ropa lavada, todo limpio y todo ordenado antes de que tenga que recoger a los niños en la escuela. Ese tiempo que ellos no están me dedico a que la casa esté 100 % ordenada. Esa es una de las cosas que a mí más me llena de satisfacción.

Al almuerzo, tratamos de hacerlo juntos, pero como los niños llegan a las tres de la tarde, ya es un poco tarde para Chito, porque él termina de entrenar más temprano. Pocas veces coordinamos esos almuerzos juntos en familia. Y en la tarde tenemos libre; a veces los niños tienen deberes. Es una vida relajada, no me estreso, no me complico. Solía hacerlo, yo era una persona que si las cosas no salían en el horario que era, ya me estaba volviendo loca. He aprendido con el tiempo a soltar eso de querer apegarme a un horario. Ahora solamente fluyo en el día, como vaya.

¿Qué otras actividades son exclusivas de María Paulina?

Básicamente eso, pilates y tenis. Porque si vamos a la playa, lo hacemos en familia. Con los niños en la escuela, y como no tenemos ayuda durante el resto del día, si queremos tener una cita solo los dos, pues aprovechamos ese tiempo con Chito y vamos a almorzar temprano o salimos a caminar, nos tomamos un café. Más bien son esas actividades que trato de compartir con mi esposo, porque cuando uno es mamá, uno siempre pone a sus hijos primero. También me parece importante no descuidar a la pareja, porque tu pareja llegó primero. Hay que aprender a balancear ese tiempo. Al principio, cuando los niños son pequeños, es difícil. Pero ahora que ya están creciendo son más independientes.

Tu bebida favorita es el café, según las redes sociales.

Sí, tengo más cafeína en mi cuerpo que agua (risas). En las mañanas me gusta tomarlo negro y caliente y, en la tarde, como el mediodía, frío con leche.

¿Cómo afrontas lo que hace tu esposo como trabajo?

Siempre digo que prefiero verlo en persona, o sea, en vivo que en televisión. En persona sé exactamente lo que está pasando y me siento más tranquila, dentro de lo que cabe como tranquilidad, porque es difícil igual estar ahí viendo lo que le pasa. Es difícil poner en palabras lo que siento cuando está peleando, incluso la semana de la pelea también se viven muchas emociones. Créeme que, después de eso, mi cerebro y mi cuerpo quedan drenados como por dos semanas, estoy ultracansada. Es como si yo me hubiera metido pelear.

¿Cómo les explicas todo esto a tus hijos?

Afortunadamente ellos ya saben, están en una edad que entienden mejor la vida. Nosotros nunca nos hemos sentado a explicarles lo que hace el papá, ellos lo han entendido porque han crecido viendo lo que él hace. Ahorita incluso se dan cuenta de los fanes y lo tienen claro, saben que su papá es famoso. Gracias a Dios, mis hijos son niños muy inteligentes. Nosotros como padres los orientamos en el sentido de explicarles que las cosas no llegan así de fáciles y que hay que tener mucho cuidado con quien hablan, de no hablar con desconocidos.

¿Cómo es Chito como padre?

Es un excelente padre. Literalmente se ‘saca la madre’ por darnos todo a nosotros como familia. Él trata de ser paciente, porque él es explosivo. De cierta manera lo entiendo, porque así más o menos él fue criado, es manaba y tal vez los padres manabas son diferentes. Pero hemos hecho un buen equipo. Al principio sí chocamos en la forma de ser padres, yo soy muy paciente, pero él a veces quiere reaccionar. Siempre le digo primero hablemos con los niños, como dice la crianza respetuosa. Estoy muy a favor de eso y hemos encontrado el equilibrio. No les pego, pero debo reconocer que sí les he gritado cuando pierdo la paciencia. Y me siento horrible, pero a veces es lo que hay que hacer, porque si no, imagínate, se nos descarrilan.

¿Quién es el más terrible de los tres?

Eliana, la más chiquita. Yo le digo a Chito que está pagando todos los pecados que cometió a su pobre madre (risas).

¿Podrías recordarnos cómo se inició tu relación con Chito?

Nos conocimos en la escuela, en cuarto grado. Pasaron unos años y de ahí, cómo se decía en esa época, nos ‘amarramos’. En el 2008 empezamos a andar juntos. Éramos niños, teníamos peleas absurdas, de niños, pero luego quedé embarazada joven (su hija mayor tiene 13 años de edad, Paulina 31 y Chito, 30). No les digo a los jóvenes que se embaracen, pero no cambiaría nada de lo vivido. Si tuviera que volver a hacerlo todo otra vez, pues lo volvería a hacer para estar donde estamos hoy en día.

¿Cómo llevas el peso de ser la esposa de Chito Vera?

Trato de mantenerme lo más centrada posible. La fama y las cosas que llegan con ella duran un segundo. Dentro de nuestra casa somos personas comunes y corrientes. Aquí se le dice el cloud, no me dejo llevar por el humo. Trato de mantenerme enfocada en mi familia. Es difícil a veces porque hay, pues, algunas fanáticas por ahí medio ‘descarriladas’, pero no hay nada que pueda hacer al respecto.

¿Qué les ha pasado con alguna fanática?

(Risas). No ha pasado nada, pero a veces hay comentarios como “te amo” (para Chito, en redes sociales) de otras mujeres. No son cosas que me afecten, pero prefiero que se mantengan en su ‘carril’.

Tú también tienes muchos seguidores en redes sociales. ¿Cómo te hace sentir eso?

Mis redes sociales son solo por diversión. Yo no lo hago por trabajo, ni nada. A mí me gusta compartir momentos o cosas que veo, me gusta compartir la ropa que uso y realmente me siguen muchas mujeres. Algunas me han escrito diciéndome: “Mi esposo casualmente ha sido fan de tu esposo y yo solo te seguía a ti porque me gusta lo que publicas”. Como que tengo mi cierta audiencia. Es más, prefiero que no me sigan los hombres fanáticos de Chito, porque no creo que les interese la ropa que me pongo y tampoco estoy subiendo a cada rato fotos de mi esposo. Hemos tomado la decisión con Chito de mantener un poco alejada la familia en las redes sociales, porque hay gente muy mala. Prefiero no mostrar mucho

Algunos niños sueñan con ser influencers o youtubers. ¿Les pasa a tus hijos?

Creo que ni siquiera conocen esas palabras, aunque sí escuchan a sus amiguitos sobre el TikTok y el baile que está de moda. Tampoco podemos tapar el sol con un dedo.

¿Cómo evolucionó finalmente la enfermedad de Anita Paula?

Ella tiene un síndrome y los síndromes no tienen cura. Muchos saben que el objetivo principal de Chito era la cirugía de nuestra Anita. Gracias a Dios lo pudimos hacer. Su caso de parálisis es muy leve, la cirugía le ayudó a mover ciertos músculos de la cara, para que pueda hablar y masticar mejor, y no ha parado de sonreír, por supuesto. Gracias a Dios es una niña muy sana, crece y se desarrolla como una niña normal, de su edad.

¿Cómo ha sido estrenarse de madre de una adolescente?

Veo a mis hijos crecer día a día y pienso ‘Dios mío, ¿en qué momento el tiempo ha pasado tan rápido?’. Ana ya es una adolescente, pero también veo a Nacho, que es diferente porque es un niño (el único de la familia). Uno a veces se queja cuando son bebitos, pero es la etapa más fácil. Cuando empiezan a crecer tienes que estar pendiente de ciertas cosas, sin ser tan entrometido, pero quieres saber de quién hablan, de qué hablan, qué están viendo, hasta qué música están escuchando. El trabajo más duro empieza cuando se están haciendo grandes.

¿Y cómo es tu hija adolescente?

Ana es una niña muy tranquila, aunque sí es medio rebelde. Me da risa a veces, porque siento que apenas dejé de ser una adolescente casi que ayer.

Si tus hijos pudieran leer esta entrevista en el futuro, ¿qué mensaje les dejarías?

Que siempre hagan lo que les hace feliz, que no tengan que escuchar a los demás, porque opiniones hay muchas. A mí lo único que me importa es que mis hijos sean buenas personas y que sean felices.

Dicen que “detrás de un gran hombre hay una gran mujer”. ¿Te identificas con esa frase?

A mí me gusta decir más bien que al lado de un gran hombre hay una gran mujer. Obviamente todo el mérito del trabajo y el esfuerzo duro es de Chito, pero sin duda hacemos un muy buen equipo: yo en el hogar y él en el trabajo. Aunque lo que yo hago también es un trabajo. Me siento muy feliz con mi familia. (E)