En un momento en que cada mensaje busca ser inmediato, abreviado y rápidamente olvidado, tomarse un tiempo para reflexionar por escrito sobre el día a día llevando un registro o diario personal, es un lujo que está a su alcance y que puede traer múltiples beneficios.

“Al escribir, intervienen múltiples estructuras del cerebro, todas ellas con diferentes funciones, pero actuando de manera sinérgica y coordinada para llevar a cabo la tarea especializada de articular y volver visibles y decodificables los pensamientos”, explica la psicóloga clínica María Fernanda Man Ging Quintero. “Se activa especialmente el lóbulo frontal, encargado de las funciones ejecutivas (atención selectiva, secuenciación, planificación, organización, autorregulación), la producción lingüística y los movimientos voluntarios. Sin embargo, también está en funcionamiento el lóbulo temporal, al utilizar los recuerdos y durante la discriminación gráfico-fonológica del lenguaje; así mismo, el lóbulo parietal permitiéndonos la integración sensomotora y el manejo de la simbología de letras y números; y el lóbulo occipital en la percepción visual y el reconocimiento de lo escrito”, detalla.

Escribir es entonces ejercitar cada una de esas áreas, ya sea escritura a mano (con medios tradicionales) o a través de un teclado de computador u otro dispositivo electrónico. Sin embargo, recomienda la especialista, es preferible que la escritura sea manual. “Esa complejidad en el movimiento y producto de la permanencia es un reto cognitivo mayor. Además lo escrito a mano nos sirve como reflejo de nuestros propios estados emocionales, el cambio de tamaño en las letras, el énfasis, la distribución del espacio, es información valiosa que pasa desapercibida en los textos con tipografía estándar de software”, sostiene.

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Lo escrito a mano nos sirve como reflejo de nuestros propios estados emocionales, el cambio de tamaño en las letras, el énfasis, etcétera.

La extensión de lo escrito y el tiempo que le dedique dependerá exclusivamente de usted, aunque lo ideal es que nunca se sienta como una tarea adicional y se ajuste a su individualidad. ¿Pero y si aun así siente que su fortaleza no es la expresión escrita? Man Ging considera que experimentar con el dibujo es también fantástico porque la linealidad del lenguaje se transforma en una producción más libre. Sugiere hacer registros con pintura, fotografías, poemas, frases, música, recortes o combinaciones de medios, en soportes digitales o físicos, sin estructura como un cuaderno en blanco, o estructurados como las agendas.

Un registro personal es una ventana abierta a la creatividad y al ejercicio de nuestras funciones ejecutivas, que a largo plazo promueve un aumento de la introspección, el autoconocimiento y la capacidad para resolver problemas de manera eficiente”, subraya Man Ging. “Lo escrito en el diario nos permite ver nuestras experiencias desde otra perspectiva, con cierta distancia saludable y objetividad. Para muchos es también una forma de procesar y reprocesar las vivencias, en especial las traumáticas. Y para quienes tienen dificultades con la organización, es una excelente estrategia para secuenciar las memorias, planificar y evaluar procesos”.

La especialista recuerda que la intimidad es parte de un desarrollo saludable y un derecho protegido por la ley y que cada persona con el temor de iniciar un registro personal ha de tener esto en cuenta y evaluar si requiere acciones de protección, poner límites más eficientes u orientación profesional. “En todo caso, en la actualidad los dispositivos electrónicos brindan una mayor seguridad a través de la creación de contraseñas”, precisa.

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Aunque la ley garantiza su derecho a la intimidad, si teme llevar un registro escrito a mano, un dispositivo electrónico le permite agregar una contraseña.

Además, existen hoy también algunas aplicaciones diseñadas para este propósito. Allí se pueden registrar y guardar en un solo lugar eventos y actividades, así como también ideas, estados de ánimo o metas personales.

Lo ideal es que las entradas del diario no salgan del dispositivo, sino que se almacenen y evalúen localmente en los propios dispositivos del usuario”, advierte Gregor Pichler, especialista en informática móvil y profesor de la Universidad de Ciencias Aplicadas de la ciudad austriaca de Hagenberg. De acuerdo con este desarrollador de aplicaciones, con el tiempo se podrán integrar otros recursos a estos registros digitales como canciones o el conteo de pasos para saber cuándo se tuvo un paseo o caminata agradable.

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Cualquiera que sea el medio escogido, lo importante será que este le permita darse un momento de introspección, más allá de la inmediatez y automatización que predomina. (I)