En todo el mundo, y Ecuador no es excepción, el sobrepeso y la obesidad entre los niños, niñas y adolescentes es una preocupación creciente. En 2012, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut 2012) registró que uno de cada 10 niños menores de cinco años ya sufría sobrepeso. Eso se convierte en 1 de cada 3 niños en edad escolar y 1 de cada 4 adolescentes.

La obesidad infantil no es una fase que pasará sola, muy probablemente continuará en la vida adulta, y es predictora de enfermedades crónicas no transmisibles, como diabetes tipo 2, hipertensión, enfermedad cardiovascular, ciertos tipos de cáncer y de trastornos como la depresión.

La malnutrición hace posible que haya niños en edad escolar con sobrepeso, baja talla y deficiencia de micronutrientes a la vez, es una de las conclusiones de Ensanut, interpretadas por Unicef Ecuador.

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La revista The Lancet abordó el tema durante una cumbre realizada este mes en modalidad híbrida, en la que diversos especialistas disertaron sobre las consecuencias de esta enfermedad a lo largo de la vida. Entre las ponencias presentadas estuvieron estas, con las siguientes conclusiones:

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  • La gordura en la niñez aumenta el riesgo de tener diabetes en la adultez

En 2018 se identificaron cinco nuevos subtipos de diabetes. Un estudio aleatorio ratificó que una talla grande en la infancia está asociada con un mayor riesgo de diabetes latente autoinmune, diabetes de deficiencia severa de insulina, diabetes de resistencia severa a la insulina y diabetes ligada a obesidad leve al llegar a la edad adulta.

  • Haber crecido con obesidad aumenta el riesgo de tener osteoartritis

Tener una talla grande siendo adulto está asociado con un mayor riesgo de osteoartritis. Un seguimiento de la trayectoria de 466.000 pacientes, se concluyó que a mayor aumento de peso durante el crecimiento hay más probabilidades de sufrir deterioro de las articulaciones. Y esto es independiente de la susceptibilidad genética a la osteoartritis.

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  • Un alto IMC desde el nacimiento puede predecir enfermedad cardiometabólica y problemas de salud mental

La investigación por lo general se enfoca en la niñez y adolescencia, pero se deja de lado el nacimiento y la primera infancia, que también son relevantes en el desarrollo de la enfermedad cardiometabólica con el pasar de los años. Un estudio con datos de 1.902 niños de la región de Västra Götaland, en Suecia, contemplando sus datos desde el nacimiento hasta los 13 años, concluyó una ganancia excesiva en el índice de masa corporal desde el nacimiento puede predecir tanto riesgo cardiometabólico como estrés y síntomas psicosomáticos en los adolescentes menores de hasta 13 años.

  • Las acciones de los padres cuentan desde antes del nacimiento

Una alta prevalencia de exceso de peso en niños menores de 5 años sugiere que hay factores de riesgo desde antes de la concepción y durante el embarazo. Hay dos que se destacan: que ambos padres o uno de ellos fumen o tengan un alto IMC y que la madre tenga una dieta pobre en calidad o un estilo de vida sedentario.

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No solo las acciones de la madre cuentan. Fumar, beber, ejercitarse o no, comer bien o no y tener sobrepeso son cuestiones en las que ambos padres o los principales cuidadores del niño influyen. Un estilo de vida saludable tanto en el padre como en la madre están asociados de manera independiente con menor riesgo de obesidad en sus hijos.

  • El ambiente también influye en un estio de vida sedentario

La cumbre también recibió los resultados de un análisis a gran escala, con 457 estudios incluidos, en el que se establece que hay ambientes obesogénicos (que dan pie a la obesidad). Un vecindario, barrio o ciudad que promueve la actividad física (ciclovías, paseos, aceras amplias, áreas verdes) y que permite a los niños el acceso a cualquier tipo de proveedor de alimentos, excepto tiendas de productos de consumo masivo y restaurantes de comida rápida, está aminorando el riesgo de obesidad infantil en sus residentes.

  • Los endulzantes no nutritivos no son tan inofensivos como pretenden

El uso de endulzantes puede dar la idea de que se está dando a los niños una opción saludable, pero esto es porque suele comparárselos con el azúcar. Por supuesto, en relación a ella, genrean menor ganancia de masa corporal. Pero los participantes de la cumbre sugieren estudios mejor diseñados que contrasten las bebidas con endulzantes no nutritivos y el agua. “El rol de estos edulcorantes con resultados en el peso entre niños y adolescentes no está claro”, dijeron los responsables. Los estudios suelen estar fundados por la industria de los alimentos, y hay conflicto de intereses.

  • La desventaja económica magnifica el riesgo de obesidad en la infancia

Los niños que tienen un riesgo genético más alto de tener sobrepeso u obesidad y que además vivenen desventaja socioeconómica en sus primeros dos o tres años de vida, tuvieron más problemas con su IMC en la adolescencia, según aportó un equipo de investigadores australianos. “A los niños genéticamente vulnerables, una intervención temprana en su vecindario podría ayudarlos a aminorar la desventaja y reducir el riesgo de sobrepeso u obesidad en la adolescencia”.

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Un grupo de médicos del Tecnológico de Monterrey, en México, confirmó que la pobreza y marginalización pueden llevar a la población infantil menor de 5 años a tener un IMC alto, y que las intervenciones a través de políticas gubernamentales pueden lograr cambios, pero a mayor grado de pobreza y marginalización, menor es el impacto.

  • Cuidar a las madres durante el embarazo es cuidar a los niños

Los niños de madres que reciben una intervención con suplementos dirigidos a sus deficiencias nutricionales se asocia con un menor riesgo de ganancia rápida de peso en el niño hasta los 2 años de edad.

Un seguimiento de dos años a 1.729 de Reino Unido, Singapur y Nueva Zelanda estableció que menos niños de madres que recibieron intervención con suplementos nutricionales antes de la concepción y durante el embarazo tuvieron un BMI alto o aumento de peso acelerado en el primer año de vida e incluso en el segundo.

  • La escuela también puede ayudar

La salud cardiovascular ideal en los niños y adolescentes chinos es muy baja. La acción de la escuela para un estilo de vida antiobesidad promovería mejor salud cardiovascular, fue una de las conclusiones de investigadores de ese país, que usron información aleatoria de escuelas de siete regiones de China. Durante 9 meses monitorearon la promoción (o falta de ella) en temas de dieta, ejercicio y comportamientos relacionados con la obesidad. Fueron más de 57.000 alumnos sondeados, tanto en el grupo de intervención como en el de control; la promoción de la salud tuvo más impacto en el comportamiento de los niños en edad escolar (7-12 años) que en los adolescentes, pero tuvo el efecto de proteger a los estudiantes de 16-17 años de empezar a fumar. “La intervención temprana puede mejorar la salud cardiovascular en el curso de la vida”. (F)