Los cálculos renales, también conocidos como piedras en el riñón, son comunes e incluso algunos tipos son hereditarios. Pueden formarse cuando la orina tiene un alto contenido de ciertas sustancias que forman cristales; estos cristales pueden convertirse en cálculos a lo largo de semanas o meses.

Los cálculos más comunes son los de calcio y se dan con mayor frecuencia en los hombres entre los 20 y 30 años de edad. El calcio puede combinarse con otras sustancias para formar el cálculo. El oxalato, presente en ciertos alimentos como las espinacas, así como también en los suplementos de vitamina C, es el más común de estos.

Los cálculos de cistina, que pueden formarse en personas con cistinuria; los de estruvita, que aparecen en personas que tienen infecciones urinarias recurrentes; y de ácido úrico, que se pueden dar con la gota y la quimioterapia, son otros tipos de cálculos. Además, ciertos medicamentos podrían favorecer la formación de cálculos.

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La deshidratación, ciertas dietas con grandes niveles de proteínas, sodio (sal) y azúcar; la obesidad; cirugías como el baipás gástrico, antecedentes familiares, así como la enfermedad intestinal inflamatoria o la diarrea crónica se encuentran entre los factores que aumentan el riesgo de desarrollar cálculos renales.

Probablemente la persona con piedras en los riñones no presente mayores síntomas sino hasta que los cálculos bajen por los uréteres. Si las piedras se quedan alojadas en los uréteres, pueden bloquear el flujo de orina y hacer que el riñón se hinche y el uréter tenga espasmos muy dolorosos.

Signos y síntomas:

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  • Dolor intenso que comienza y desaparece súbitamente.
  • El dolor puede sentirse en la zona abdominal o en un costado de la espalda.
  • El dolor puede irradiarse a la zona de la ingle, los testículos en los hombres y los labios (dolor vaginal) en las mujeres.
  • Dolor o sensación de ardor al orinar.
  • Orina de color rosado, rojo o marrón.
  • Orina turbia o con olor desagradable.
  • Necesidad constante de orinar.
  • Náuseas y vómitos.
  • Fiebre y escalofríos si existe una infección.

El médico definirá el tratamiento según el tipo de cálculo y de la gravedad de los síntomas. En todo caso, por lo general los cálculos renales pequeños casi siempre pasan a través del aparato urinario por sí solos. (I)

Fuentes: NIH | Mayo Clinic