La cirrosis hepática es la consecuencia de una cicatrización permanente que daña al hígado e interfiere con el buen funcionamiento de este órgano. Se trata de la última fase de una enfermedad hepática crónica.

Entre las primeras causas de esta afección se encuentran el consumo excesivo de alcohol y las drogas, también la infección por hepatitis B o C y los factores metabólicos, detalla MedlinePlus.

Esta afección es progresiva y empeora a medida de que desarrolla tejido cicatricial. En el inicio, el cuerpo procura adaptarse y buscar compensar la función hepática reducida, por lo que es posible que las deficiencias no sean tan notables; sin embargo, a medida que va evolucionando, los síntomas empiezan a hacerse más evidentes.

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La mayoría de las personas que beben regularmente más del límite recomendado tendrán hígado graso. GETTY IMAGES

¿Cuáles son los primeros signos de cirrosis hepática?

Entre los primeros síntomas de cirrosis hepática, el portal Cleveland Clinic menciona los siguientes:

  • Náuseas o pérdida de apetito.
  • Sensación de debilidad, cansancio o fatiga.
  • Malestar general.
  • Dolor abdominal superior (especialmente del lado derecho).
  • Vasos sanguíneos visibles que parecen arañas (angiomas en araña).
  • Enrojecimiento en las palmas de las manos (eritema palmar).

¿Cuáles son los factores de riesgo de la cirrosis hepática?

Las personas que tienen más probabilidades de sufrir de esta condición son aquellas mayores de los 50 años, también las que tengan antecedentes de consumo excesivo de alcohol y otras drogas, si tienen una infección por hepatitis viral crónica o si tiene un síndrome metabólico.

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Complicaciones de la cirrosis

Entre los efectos posteriores de la cirrosis y la hipertensión portal se encuentran:

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  • Toxicidad general, sensación de malestar, cansancio y niebla.
  • Inmunidad reducida, curación y recuperación.
  • Fuga de líquido de las venas, lo que provoca hinchazón en el cuerpo.
  • Desequilibrios y deficiencias hormonales.
  • Dificultades digestivas, malabsorción y desnutrición.
  • Deterioro cognitivo leve y disfunción motora.

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