Fumar es un hábito nocivo que puede provocar graves complicaciones de salud y la muerte. Cuando una persona deja de fumar, el cuerpo comenzará a curarse naturalmente y recuperará con el tiempo la vitalidad de un no fumador.
Cada año sin fumar disminuye los riesgos y mejora la salud en general, lo que hace que dejar de aspirar humo sea una excelente opción para cualquier persona que haya iniciado el hábito, según reseña la Sociedad Americana de Cáncer.
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Además, la Sociedad asegura que dejar de fumar significa romper el ciclo de la adicción y esencialmente reconfigurar el cerebro, para que deje de anhelar la nicotina.
Los fumadores que quieren dejar el cigarrillo deben tener un plan para vencer las ansias y los factores desencadenantes, para tener éxito en el propósito.
¿Qué pasa cuando dejamos de fumar?
De una hora a tres días sin fumar: La frecuencia cardíaca desciende y vuelve a la normalidad, tal como lo reseñó Medical News Today.
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El cuerpo se limpia del exceso de monóxido de carbono de los cigarrillos, el riesgo de infarto comienza a disminuir. Tiene un mayor sentido del olfato y sabores más intensos a medida que estos nervios sanan.
Se agotan los niveles de nicotina en el cuerpo de una persona: Puede provocar la abstinencia de nicotina. La mayoría de las personas experimentarán cambios de humor e irritabilidad, fuertes dolores de cabeza y antojos a medida que el cuerpo se reajusta.
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Tras un año: La función pulmonar de una persona comienza a mejorar y tosen menos. los pulmones se han curado significativamente. Los cilios se han recuperado del daño que les causó el humo del cigarrillo.
Después de cinco años sin fumar: el cuerpo se ha curado lo suficiente como para que las arterias y los vasos sanguíneos comiencen a ensancharse nuevamente. Este ensanchamiento significa que es menos probable que la sangre se coagule, lo que reduce el riesgo de accidente cerebrovascular.
Después de 20 años: el riesgo de muerte por causas relacionadas con el tabaquismo, incluidas las enfermedades pulmonares, coronarias y el cáncer, desciende al nivel de una persona que nunca ha fumado en su vida. Además, el riesgo de desarrollar cáncer de páncreas se ha reducido al de un no fumador. (I)