En 1532, Atahualpa y Francisco Pizarro convergieron en Cajabamba, Perú, para protagonizar un choque de civilizaciones que transformaría a América meridional y a Occidente. El primero con sus fuerzas de retaguardia se dirigía al Cusco para ser investido como único inca luego de derrotar a su medio hermano Huáscar en una guerra civil de tres años. El segundo, en su tercer viaje de conquista, los dos primeros tuvieron lugar en 1524-1525 y 1526-1528, había marchado por el desolado desierto piurano tramontando la fragosa cordillera andina para acudir a la cita histórica.