El cuidado de las personas mayores es un aspecto fundamental en la vida familiar, especialmente cuando el envejecimiento conlleva ciertas limitaciones físicas o cognitivas. Sin embargo, más allá de la atención médica, la inclusión de los adultos mayores en las actividades diarias fortalece el vínculo afectivo y mejora su calidad de vida. Dos especialistas en gerontología y psicología familiar nos brindan pautas clave sobre cómo lograrlo.

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La Dra. Verónica Molina, gerontóloga y especialista en cuidado del adulto mayor, enfatiza la importancia de mantener a los adultos mayores activos en el núcleo familiar. “La participación no debe limitarse a tareas menores, sino incluirlos en actividades que les hagan sentir útiles. Ayudar a preparar una comida, participar en juegos de mesa o simplemente dar una caminata en familia son pequeños gestos que hacen una gran diferencia”, explica.

Molina añade que uno de los mayores retos es romper con la idea de que las personas mayores solo necesitan descanso. “El envejecimiento activo es clave. Si se les margina de la rutina familiar, se genera un sentimiento de soledad y abandono, lo que puede acelerar problemas como la depresión o el deterioro cognitivo”.

Por su parte, la psicóloga Andrea Sánchez resalta la necesidad de establecer una comunicación fluida y respetuosa con los mayores. “Incluirlos en las decisiones familiares, aunque sean menores, les proporciona un sentido de pertenencia y reconocimiento. Preguntarles su opinión en la organización de eventos familiares o permitirles compartir sus experiencias es una forma de valorarlos”, comenta.

Sánchez también recomienda evitar tratar a los adultos mayores de forma infantil. “Aunque a veces las limitaciones físicas puedan requerir ayuda, es esencial tratarlos con dignidad. El exceso de sobreprotección puede ser tan perjudicial como la indiferencia”.

Consejos prácticos:
  1. Delegar pequeñas responsabilidades: Involucrarlos en la preparación de alimentos, jardinería o cuidado de las mascotas.
  2. Promover el ejercicio conjunto: Salir a caminar, practicar yoga o hacer ejercicios de estiramiento en familia.
  3. Crear momentos de diálogo: Escuchar sus historias y permitirles compartir sus experiencias fortalece el lazo intergeneracional.
  4. Fomentar la interacción social: Invitar a los amigos o vecinos de la misma edad para compartir actividades recreativas o simplemente conversar.

Incluirlos en la dinámica del hogar es una tarea que no solo mejora su bienestar, sino que también enriquece la vida familiar, creando un entorno inclusivo y afectuoso para todos sus miembros.

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