La dactiloscopía es la disciplina encargada de la identificación de personas a través del estudio y análisis de las huellas dactilares. Se basa en la premisa de que las huellas digitales de cada individuo son únicas y no se repiten entre diferentes personas, lo que las convierte en un método confiable para la identificación personal.

Es una herramienta valiosa en la aplicación de la ley y la seguridad debido a su alta precisión y confiabilidad en la identificación de individuos, y ha sido una parte importante de la ciencia forense durante muchos años.

Justamente este 1 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Dactiloscopía, jornada con la que se busca rendir homenaje a Juan Vucetich, un ciudadano astro-húngaro nacionalizado argentino, que hizo énfasis sobre la importancia única de los signos o rastros biológicos de los seres humanos para recabar pruebas en los crímenes.

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Nació un 20 de julio de 1858 en la localidad de Lesina, Isla de Hvar, Austria, actualmente República de Croacia. Muy joven se trasladó en compañía de un hermano a Argentina, arribando en 1884 y, posteriormente, en 1888 se instaló en la ciudad de La Plata, detalla la Policía de la provincia de Buenos Aires.

Ingresó al departamento policial provincial con el humilde cargo de “meritorio” a la Oficina de Contaduría y Mayordomía, pasando posteriormente a la Oficina de Estadísticas de la que llegó a ser encargado.

Un hito fundamental fue su encuentro con Revue Scientifique, una revista de divulgación científica de origen francés donde aparecía un artículo sobre las impresiones digitales, siendo esta publicación la llave maestra que le otorgará su ingreso en el universo infinito de las huellas dactilares en mayo de 1891.

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En pocos meses logró que la Policía de la provincia de Buenos Aires se convierta en pionera también en materia de identificación ya que inauguró una oficina denominada “Oficina de Identificación Icnofalangométrica”, que combinaba impresiones digitales con el sistema antropométrico creado por el francés Alphonse Bertillón, identificando aquel 1 de septiembre de 1891 a 23 procesados.

Vucetich desarrolló la primera clasificación de las huellas dactilares y género las primeras fichas dactiloscópicas del mundo. Creó cuatro grandes grupos para clasificar los rasgos de una huella: arcos, presillas internas, presillas externas y verticilos, detalla el portal diainternacionalde.com

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Juan Vucetich hizo énfasis sobre la importancia única de los signos o rastros biológicos de los seres humanos para recabar pruebas en los crímenes. Foto: Policía de la provincia de Buenos Aires

En base a su método y la creación de las fichas dactiloscópicas, la Policía de Buenos Aires determinó en 1892 que Francisca Rojas, oriunda de la ciudad de Necochea, había matado a sus tres hijos e inculpado a su marido.

La mujer había dejado atrás una huella ensangrentada de su pulgar, evidencia que la delató y colocó en la palestra mundial la utilidad y veracidad de la dactiloscopía como método eficaz para las investigaciones forenses.

El especialista falleció en la localidad de Dolores, provincia de Buenos Aires, el 25 de enero de 1925 a los 66 años de edad.

La dactiloscopía se sigue utilizando ampliamente en aplicaciones forenses y de seguridad, como la investigación criminal, pero así también en la emisión de documentos de identidad, como pasaportes y tarjetas de identificación. Además, se usa en sistemas de control de acceso y seguridad en empresas y edificios gubernamentales.

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La dactiloscopía se basa en la premisa de que las huellas digitales de cada individuo son únicas.

Las huellas digitales se dividen en diferentes tipos, como arcos, lazos y verticilos, y se comparan con las huellas almacenadas en una base de datos para verificar la identidad de una persona o buscar coincidencias con otras huellas encontradas en una escena del crimen. (I)