El término ‘folklore’ se acuñó por primera vez el 22 de agosto de 1846, cuando el escritor británico William John Thoms combinó las palabras ‘folk’ (gente) y ‘lore’ (traidición, conocimiento popular) en un artículo titulado Atheneum. Así definió la palabra como el “conocimiento tradicional de un pueblo”. Debido a esto, países a nivel mundial eligieron celebrar su folklore y tradiciones folklóricas el 22 de agosto de cada año.

Esta fecha tiene el objetivo de celebrar la importancia de las historias orales transmitidas de generación en generación, enseñando sabiduría y valores, con variadas actividades en cada país que la acoge.

Como se define en la Recomendación de la UNESCO sobre la salvaguardia de la cultura tradicional y el folclore (1989), “el folclore (o la cultura tradicional y popular) es la totalidad de las creaciones basadas en la tradición, de una comunidad cultural, expresadas por un grupo o individuos y reconocidas como reflejar las expectativas de una comunidad en la medida en que reflejen su identidad cultural y social; sus normas y valores se transmiten oralmente, por imitación o por otros medios. Sus formas son, entre otras, la lengua, la literatura, la música, la danza, los juegos, la mitología, los rituales, las costumbres, la artesanía, la arquitectura y otras artes”.

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Los artefactos folclóricos, o piezas folclóricas, se clasifican comúnmente en tres tipos: tradición material, verbal o consuetudinaria. Estas categorías, que en su mayor parte se explican por sí mismas, incluyen objetos físicos (folclore material), dichos, expresiones, historias y canciones comunes (folclore verbal) y creencias y formas de hacer las cosas (folclore consuetudinario).

También existe un cuarto gran subgénero definido para el folclore y los juegos infantiles (childlore), ya que la recopilación e interpretación de este fértil tema es particular de los patios de las escuelas y las calles de los barrios. Cada uno de estos géneros y sus subtipos tiene como objetivo organizar y categorizar los artefactos folclóricos; proporcionan un vocabulario común y un etiquetado coherente para que los folcloristas se comuniquen entre sí. (E)