Imagina una vida bajo el mar, civilizaciones enteras establecidas en bases submarinas alrededor de todo el mundo, pues esto parece ya no estar tan lejos de ser realidad. Una empresa británica especializada en innovación oceánica está desarrollando un ambicioso proyecto que podría cambiar radicalmente la forma en que los humanos interactúan con el mar.

La compañía DEEP ha revelado su intención de construir hábitats submarinos diseñados para alojar personas durante periodos prolongados, lo que abriría nuevas posibilidades para la ciencia, el turismo, la seguridad y la exploración marina.

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El primer modelo, denominado Vanguard, está programado para entrar en funcionamiento a finales de 2025. Con dimensiones de 12 metros de largo por 7,5 de ancho, esta estructura podrá acoger hasta tres personas a una profundidad de 100 metros.

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Su propósito principal será servir como campo de pruebas para Sentinel, una versión más avanzada y amplia, cuyo despliegue se prevé para 2027. Sentinel, diseñado para misiones más extensas, podrá albergar a seis ocupantes durante casi un mes, a profundidades de hasta 200 metros.

Esta cápsula de investigación incluirá laboratorios tanto secos como húmedos, además de una piscina lunar, una innovadora cámara que permitirá el ingreso y salida de buzos sin comprometer la presión interna del hábitat.

Según Sean Wolpert, presidente de DEEP, el océano sigue siendo una de las últimas fronteras sin explorar por completo. “Podemos observar el espacio exterior y monitorear cualquier actividad en el aire o en la superficie terrestre, pero aún tenemos una desconexión profunda con el entorno submarino”, afirmó para Euronews.

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Además de sus aplicaciones científicas, la empresa destaca el potencial estratégico de estos módulos habitables. La infraestructura crítica, como los cables submarinos que transportan la mayoría del tráfico global de Internet, así como oleoductos y gasoductos, es vulnerable a ataques.

El monitoreo cercano de estas estructuras podría ser vital para la seguridad nacional y la prevención de sabotajes, especialmente después de incidentes recientes en Europa.

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El diseño de estos hábitats está siendo desarrollado mediante tecnología de impresión 3D con robots de gran escala, utilizando metal en lugar de plástico para resistir la presión extrema del océano. Este enfoque permite construir con mayor eficiencia y menor desperdicio, según la empresa.

Los módulos de DEEP son completamente modulares y reconfigurables, lo que facilita su transporte e instalación en distintas zonas del planeta. Aunque aún no se ha confirmado el sitio exacto para su despliegue inicial, ya hay negociaciones en curso con posibles socios en América del Norte, Europa y Medio Oriente.

DEEP aspira a lograr con el océano lo que SpaceX ha hecho con el espacio: inspirar una nueva generación de exploradores, investigadores y visionarios que vean el fondo marino como una frontera de oportunidades. Con miras al año 2050, el sueño de vivir bajo el agua podría estar más cerca de lo que imaginamos.

(I)

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