Con una carrera de más de 36 años, que inició trabajando para “Los Muppets”, el norteamericano Daryl Cagle defiende el derecho que tienen los caricaturistas políticos a cantarle las verdades al poder y asegura que “el trabajo de los caricaturistas es criticar a las naciones y a sus instituciones”.

Cagle, junto con otros 6 artistas de varios países, estuvo en Ecuador la semana pasada para participar en el “Segundo encuentro internacional de humor gráfico”, organizado por Xavier Bonilla (Bonil).

Colaboró como 15 años con Jim Henson, creador de las famosas marionetas de “Plaza Sésamo”, para quien hizo libros de tiras cómicas y diseños de personajes para productos. Dibujé muchísimas ranas y cerdos, dice refiriéndose a Miss Piggy y a René, personajes de “Los Muppets”, pero confiesa que con quien más se identifica es con Gonzo, un pajarraco narizón que no es considerado un pájaro por el resto de sus amigos.

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Ahora Cagle, de 56 años, comparte su arte de caricaturista con el manejo de una empresa que representa a otros colegas para vender su trabajo alrededor del mundo y cuyas viñetas se pueden apreciar en la web caglecartoons.com, que también tiene una sección en español.

Su irreverencia le ha traído problemas, pero nunca tan graves como para infundirle miedo. Hace algunos años fue criticado duramente en México por hacer un dibujo en el que usaba la bandera de ese país. Me calificaron de irrespetuoso, pero en medio del escándalo muchos caricaturistas mexicanos se solidarizaron conmigo; "no haría mi trabajo si estuviera respetando banderas o símbolos patrios".

Ahora último, relata, tenemos muchos ataques de hackers contra la web porque posteamos algunas caricaturas de Kim Jong-un cuando hubo el robo de los sistemas informáticos de Sony Pictures Entertainment (en noviembre del año pasado) por la película “The interview (Una loca entrevista)”. Además, el sitio caglecartoons.com está bloqueado en Pakistán y en Irán.

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Como su web representa a varios artistas de otros países, Cagle tiene una mirada más global sobre los caricaturistas y sus problemas. Considera uno de los mejores termómetros para medir el grado de libertad es saber si un artista puede, o no, dibujar al presidente de su propio país, y en muchos lugares no pueden, como en el caso de China, Cuba o Egipto.

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Admira a aquellos colegas que a pesar de vivir en países con restricciones a la libertad de expresión insisten en seguir haciendo caricatura política para a través del humor mostrar su molestia o desencanto frente a personajes o situaciones. Y en esa misma línea, dice que para hacer sus dibujos, él se inspira de la rabia que siente cuando ve Fox News, la cadena de noticias conservadora de su país. (I)