En el mapa, su hogar son pequeñas manchas en un vasto mar azul. Rara vez aparecen en los titulares y están alejadas de los centros de poder. Pero durante unos pocos días al año, los dirigentes de las pequeñas naciones insulares comparten un podio con los presidentes y primeros ministros de los países más poderosos del mundo y su mensaje es claro: El calentamiento global ya está cambiando nuestras vidas y también cambiará las suyas.

Tras la intervención del presidente estadounidense Donald Trump -cuyo discurso acalorado no mencionó el cambio climático-, Danny Faure comentó a la Asamblea General de las Naciones Unidas esta semana que, para su país, Seychelles, ya es una realidad cotidiana.

“Vemos sus efectos en nuestros litorales erosionados y en los impredecibles patrones climáticos”, dijo. “Vemos sus efectos en nuestros arrecifes de coral y en el aumento del nivel del mar”.

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La nación ubicada en el océano Índico y frente a la costa este de África es uno de decenas de pequeños Estados insulares que han tratado de atraer la atención a lo que ellos ven como la amenaza global de nuestra era.

“Hace unas décadas, los pequeños Estados insulares en desarrollo advirtieron al mundo de los riesgos del cambio climático, y en ese entonces eran amenazas teóricas”, dijo Hilda Heine, presidenta de las Islas Marshall, una extensa serie de atolones en el océano Pacífico a miles de kilómetros (millas) al norte de Australia.

El mensaje podría finalmente tener alguna respuesta, en parte debido a los devastadores incendios forestales, tormentas e inundaciones que han afectado a millones de personas del mundo desarrollado en los últimos meses.

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“Los eventos de clima extremo recientes han dejado claro a los líderes de otros países que esto afectará a sus poblaciones, también, en el aquí y ahora”, dijo Alden Meyer, de la Unión de Científicos Preocupados y quien ha observado las negociaciones internacionales sobre cambio climático durante muchos años.

El hecho de que se den cuenta de lo que ocurre podría ayudar a que los líderes mundiales se comprometan a tomar más medidas para frenar el cambio climático antes del plazo a fin de año que los países se han propuesto para reforzar el Acuerdo de París sobre cambio climático de 2015, dijo Meyer.

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Sin embargo, advirtió que sigue habiendo una enorme brecha entre la retórica del cambio climático y la disposición de los líderes de las economías más grandes como Alemania o Japón para tomar medidas decisivas, como frenar la quema de combustibles fósiles.

Pese a sus mínimas emisiones de dióxido de carbono, Heine dijo que su país quiere mostrar que está listo para cumplir con su parte. La nación pretende alcanzar las cero emisiones netas de carbono para 2050, un objetivo que muchos expertos en clima consideran como un plazo definitivo si el mundo quiere evitar un calentamiento incontrolable de más de 2 grados Celsius (3,6 Fahrenheit) para el término del siglo.

Los residentes de las Islas Marshall saben que el futuro de su país, que se sitúa un metro (3,3 pies) sobre el nivel del mar, está en juego. Un reporte publicado recientemente indicó que los océanos del mundo aumentarán su nivel por un promedio de por lo menos 61 centímetros (2 pies) para fines del siglo en comparación con los niveles que tienen actualmente. Los expertos dijeron que las acciones de Estados Unidos, que se retirará del Acuerdo de París, podrían tener un papel decisivo en el futuro de las pequeñas islas.

Algunos funcionarios advirtieron que los isleños probablemente deberán abandonar sus hogares mucho antes de que queden bajo el agua, debido a que el costo de la reconstrucción tras cada marejada ciclónica ha aumentado considerablemente. (I)

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