En el mapa, su hogar son pequeñas manchas en un vasto mar azul. Rara vez aparecen en los titulares y están alejadas de los centros de poder. Pero durante unos pocos días al año, los dirigentes de las pequeñas naciones insulares comparten un podio con los presidentes y primeros ministros de los países más poderosos del mundo y su mensaje es claro: El calentamiento global ya está cambiando nuestras vidas y también cambiará las suyas.