Cuando Donald Trump empezó a hablar de imponer tarifas a las importaciones en el 2017, la agricultora Jamie Beyer sospechó de inmediato que su granja sojera podía pasar a ser un arma. Dos años después, ella y su familia están pendientes de los precios a cada hora, en medio del torbellino generado en el campo por la guerra comercial entre EE.UU. y China.