El tercer encuentro entre Donald Trump y Kim Jong Un este domingo en la Zona Desmilitarizada (DMZ) entre las dos Coreas tuvo mucho de simbólico, pero los analistas están divididos sobre su alcance, entre un simple golpe de comunicación o un gran paso hacia la paz.

La reunión, concretada al día siguiente de una sorpresiva invitación del presidente estadounidense al líder norcoreano, volvió a atraer la atención general hacia un dúo que se había desinflado tras el fracaso de su segunda cumbre en Hanói en febrero pasado a raíz del desacuerdo sobre la desnuclearización de Pyongyang.

Estados Unidos exige a Corea del Norte que renuncie de manera definitiva a su programa nuclear, mientras que el régimen totalitario reclama como condición previa el levantamiento de las sanciones internacionales de las que es objeto.

Publicidad

Durante un minuto histórico, Donald Trump pisó el suelo norcoreano, una primicia para un presidente estadounidense en ejercicio. El símbolo es importante para dos países que amenazaban mutuamente con aniquilarse hasta hace apenas un año y medio.

"Me sentí orgulloso de haber cruzado esa línea", dijo mientras se estrechaban la mano en la Zona Desmilitarizada, en un encuentro histórico, que Trump calificó de "gran día para el mundo". 

Esos pocos pasos, a pesar de la ausencia de progreso hacia la desnuclearización de Corea del Norte, muestra "la fuerza de atracción" de Pyongyang, subrayó Soo Kim, exanalista de la CIA.

Publicidad

"Kim no necesitó mover un dedo para que Trump atraviese la DMZ", la zona desmilitarizada entre ambas Coreas, afirmó. Le bastó agitar "un seductor elixir en base a astucia y retórica amenazante", declaro esta experta a la AFP. 

"Asistimos a una suerte de diplomacia del desfibrilador", analizó por su lado Mintaro Oba, un ex funcionario del departamento de Estado estadounidense. "Se mantiene con vida al proceso a través de pinchazos, pero sin tratar el problema de fondo".

Publicidad

Desde el fracaso de la cumbre de Hanói, Pyongyang acusaba a Washington de haber actuado de "mala fe" y le había dado hasta fin de año para cambiar su postura.

Las dos partes ya no tenían conversaciones oficiales y Corea del Norte provocó tensiones el mes pasado al lanzar misiles de corto alcance por primera vez desde noviembre de 2017.

'Teatro'

El encuentro del domingo permitió al menos entrever un relanzamiento de las discusiones sobre la cuestión nuclear a nivel de grupos de trabajo dentro de dos o tres semanas, como lo anunció Donald Trump.

El multimillonario neoyorquino anunció además haber invitado a Kim a viajar a Estados Unidos.

Publicidad

Al fin y cabo, el resultado parece más consistente de lo que se podía esperar de una invitación lanzada a último momento el sábado por Twitter por un Trump que decía solamente querer ver al dirigente norcoreano para "estrecharle la mano y decirle hola".

La entrevista tiene el "potencial de relanzar las negociaciones bloqueadas", reconoció David Kim, del círculo de reflexión Stimson Center, pero ahora serán cruciales las discusiones a nivel operativo.

"Lo que nos falta es sustancia, no teatro", dijo.

Nueva oportunidad

Se trata de un "enorme regalo de Kim a Trump", según Go Myong-hyun, analista del Instituto Asan de Estudios Políticos en Seúl, al recordar que Washington no ha respondido al pedido de Pyongyang para reanudar las negociaciones: un levantamiento de las sanciones internacionales.

"Corea del Norte dio una nueva oportunidad a Trump al mantener con vida a la diplomacia gracias al vínculo personal" entre los dos dirigentes, estima Go. 

Se trata también de un regalo hecho a Kim: Corea del Norte, preocupada por aparecer como igual de Estados Unidos buscaba desde hacía mucho tiempo conseguir una visita a su suelo de un presidente estadounidense.

Pero para un Trump en busca de su reelección en 2020 y un Kim que necesita desesperadamente una victoria luego de un resultado humillante en Hanói, esta tercera reunión fue demasiado corta.

"Corea del Norte y Estados Unidos no tienen tiempo", graficó Koo Kab-woo, profesor de la Universidad de estudios norcoreanos de Seúl.

Demócratas, escépticos

Varios candidatos a las primarias demócratas para las elecciones presidenciales de Estados Unidos comentaron este domingo con escepticismo la reunión entre Trump y Kim , que percibieron más como una "sesión fotográfica" que como un avance real hacia la desnuclearización norcoreana.

"No veo problemático reunirse con Kim Jong Un en Corea del Norte o en otro sitio. Si podemos desembarazarnos de las armas nucleares (norcoreanas) será muy bueno", dijo a la ABC el senador independiente por Vermont, Bernie Sanders. 

Pero "no quiero que se trate simplemente de una sesión fotográfica. ¿Qué sucederá mañana y pasado mañana", añadió.

Sanders, que se define como "socialista", manifestó también su preocupación por las "increíbles incoherencias" del presidente republicano, que ha "debilitado" a la diplomacia estadounidense. "Debemos avanzar a nivel diplomático, no solo posar para unas fotos", destacó. 

"No sabremos si esto funciona hasta que no haya resultados", dijo a su vez a CNN la senadora por Minnesota Amy Klobuchar, y agregó que no observa un "camino claro" para continuar las negociaciones con Pyongyang.

"Por supuesto, como país queremos que funcione", comentó. 

"Soy siempre favorable a hablar con nuestros adversarios, a abrir canales diplomáticos", declaró, también en CNN, Julian Castro, pero criticó la perspectiva "errática y desordenada" de Trump en las discusiones con Kim, que "hasta ahora han fracasado".

"No estoy seguro de saber por qué este presidente quiere promover con tanto ahínco a un dictador como Kim Jong Un cuando (éste) no ha cumplido con las promesas que realizó" en Singapur, dijo el exalcalde de San Antonio.

La reunión de último minuto entre ambos presidentes en la DMZ, la zona desmilitarizada que separa a las dos Coreas, simboliza el carácter de Trump, señaló Castro: "Es puro espectáculo, algo simbólico, sin sustancia". (I)