Con las manos de incontables alfareros cubiertas de arcilla suave y húmeda, la actividad está en pleno apogeo para los alfareros de la capital india,  al acercarse el Festival de las Luces, el Diwali.

En la temporada de festivales religiosos en este país del sur de Asia, los callejones estrechos de Kumhar Gram (“el pueblo de los alfareros”) hierven con los clientes en busca de objetos tan variados como macetas, floreros o estatuillas de terracota de dioses y diosas hindúes.

“Nuestra temporada comienza alrededor del Festival Navratri y dura hasta Diwali. Por eso, construimos y almacenamos durante los restantes once meses para vender en Diwali”, dijo Dinesh Kumar, un alfarero en la megaciudad de veinte millones de habitantes.

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En la noche de Diwali –una palabra del sánscrito que significa “hileras de lámparas”– los indios tradicionalmente colocan una pequeña lámpara de aceite de terracota en su ventana, iluminando casas y calles a la luz de las velas. 

Un grupo de bailarinas enciende  coloridas lámparas de arcilla en preparación para celebrar el Festival de las Luces. Foto: AFP

“Vienen personas de todas partes de la India porque nuestras lámparas de aceite son especiales, y también tenemos modelos con colores de Gujarat y Calcuta”, dijo  el alfarero Virendra Kumar Prajapati, quien vende sus cerámicas en Kumhar Gram.

El distrito alberga a unas 500 familias de la comunidad de alfarería tradicional, que se establecieron allí hace medio siglo, y entre ellos el conocimiento se transmite de generación en generación.

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Como muchos otros en el pueblo, Dinesh Kumar aprendió con su padre a manipular y esculpir la arcilla, y hoy pasa este legado a sus hijos pequeños. “Los educo de la misma manera que aprendí de mi padre, que había aprendido de su propio padre”, dijo.

En muchos hogares toda la familia participa en el proceso de fabricación. Jagmohan, otro artesano, comparte las tareas con sus hermanos y sus esposas, sus padres y sus hijos.

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Sentado frente al torno de alfarero, este hombre de 48 años produce objetos de barro durante todo el día. Sus manos dan a luz a formas suaves de arcilla húmeda en rotación constante.

Una vez que se completa la estructura, uno de sus hermanos graba patrones con una cuchilla pequeña. Luego, las mujeres llevan los productos terminados al techo para que se sequen y solidifiquen. Una vez secos, se hornean y luego se cargan en un bicitaxi  para venderlos en los mercados y llegar a los hogares indios.

Actividades

Las celebraciones del festival incluyen desfiles de carrozas, carros, interpretación de canciones devocionales, bailes, juegos, pintura de caras, puestos de comida vegetariana, ropa, exhibición de juguetes y joyas. (I)