Davyn Banchón, de 38 años, tenía un local de servicio técnico antes de que se inicie la cuarentena en Guayaquil.

Arreglaba computadoras e impresoras y con eso generaba ingresos para mantener a su esposa y tres hijos. Ahora su situación es otra. Limita gastos y busca productos económicos que “llenen”, como fideo, papa y verde, y “no golosinas”, dice.

Banchón utiliza los ahorros para el inicio del año escolar y gasta $60 cada quince días.

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“Por el momento solo yo estoy trabajando y el local está cerrado. Solo ofrezco servicio de reparaciones por redes sociales. Voy a recoger el equipo y después lo voy a entregar, claro que con esta opción se gasta más en movilización, pero algo ingresa que es lo importante”, indica.

Él realiza un registro mensual de sus finanzas.

La situación de Michelle González, de 28 años, también es complicada. Ella junto con su abuelo, de 76 años, son el sustento de seis integrantes más de la familia y tres mascotas.

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Su abuelo aporta con la mensualidad de su jubilación y Michelle con el sueldo.

Gastan $55 a la semana en alimentos y $102 en medicamentos. En total, $322 al mes, sin contar los servicios básicos y plan de internet.

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“Hago una lista semanal de comida y medicamentos, trato de seleccionar los menos caros, más verduras, papas, frutas y aceite”, menciona.

A Davyn y a Michelle la emergencia generada por la COVID-19 los llevó a modificar sus finanzas, hábitos alimentarios y racionar los productos.

Esas son algunas de las formas con las que las familias ecuatorianas están ajustando su presupuesto tras seis semanas de declararse la emergencia. Algunos anotan una planificación de ingresos y gastos y otros prefieren llevar un control mental. Además, hay quienes dejaron de lado las deudas.

Según la encuesta de la consultora Oikonomics, el 51 % de ciudadanos piensa que su situación económica empeoró hace un mes y el 66 % cree que será peor en el próximo (mayo). Revelen además que $400 en promedio es el gasto en víveres durante los primeros 15 días de cuarentena.

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La economista Karen Córdova sostiene que ahora la planificación de la economía familiar es empírica, es decir, no lleva un formato. Sin embargo, menciona la necesidad de establecer y anotar prioridades como alimentos, medicinas y artículos de limpieza.

“El presupuesto de las familias se ha replanteado, según las posibilidades de cada una de ellas, existen algunas que con la disminución de los rubros de transporte, vestimenta y entretenimiento han destinado esto a ahorro por riesgos de contagio y gastos de salud, por su parte también existen familias que se están apoyando en las personas que aún tienen ingresos por trabajar bajo relación de dependencia”, señala.

Cristóbal Matute, director de la consultora Money Invest, indica que la prioridad alimentaria va relacionada con modificaciones para evitar desabastecimiento: “Son días muy complicados. La gran mayoría aún debe arriesgar su salud día a día para lograr el sustento diario. Hay otros que compran para varios días o semanas y estiran lo más posible los víveres. Muchos han elegido suspender la cena y la reemplazan con un almuerzo bien nutrido o con algo más ligero”, comenta.

Matute señala que el pago de las deudas ha sido suprimido aprovechando los refinanciamientos ofrecidos por instituciones bancarias. “Las familias saben que en este momento la liquidez es el rey”, dice.

Con esto concuerda Córdova, pero hace énfasis en no olvidar que refinanciar o diferir no es sinónimo de perdonar una deuda.

Menciona que, ante la falta de ingresos, los ciudadanos recurren a la tarjeta de crédito y considera que no debe usarse para fines secundarios sino para las prioridades.

De acuerdo con la encuesta de Eureknow, el 73 % de ecuatorianos no cuenta con ahorros para superar la crisis, mientras que el 27 % sí los tiene.

Frente a esto, Matute aconseja aplicar la regla 20-50-30 en el presupuesto: “20 % del ingreso destinado al ahorro e inversión, 50 % a cubrir necesidades, 30 % a deseos. Muchos optarían por eliminar el ahorro (20 %), lo recomendable es aumentarlo al máximo posible, siempre y cuando exista un ingreso aún. (El 50 %) es a las necesidades del hogar y si es posible pagar las deudas, lo recomendable es continuar haciéndolo en la medida de lo posible. Entonces, el 30 % que se suele destinar a los deseos o gustitos es el que debe ser reducido o eliminado a fin de ajustar el presupuesto”.

Testimonios

Mónica Orellana, 30 años
‘Con sueldo reducido, peor me alcanza’

Como complicada resume la guayaquileña Mónica Orellana su situación económica. Ella es el único sustento de una familia de cinco integrantes y dos mascotas. Cuenta que hace un par de semanas le redujeron la jornada laboral y su ingreso de $400 pasó a $300, valor que destina a alimentación y servicios básicos. Afirma que no le alcanza para más.
“Me afecta la reducción porque de mi sueldo depende mi casa. $200 son para comprar la comida e implementos de aseo, lo demás se va en agua, luz, internet y alimento para mis mascotas. No me gusta que se me acumulen las deudas y por eso voy calculando de a poco para estirar mi dinero”, cuenta.

Edith Lazo, 34 años
‘La crisis me ha obligado a anotar gastos’

Antes sus cuentas eran mentalmente, ahora anota los gastos en su agenda. De esta manera Edith Lazo cambió la forma de controlar sus finanzas.
“Esta cuarentena me ha dejado una lección: registrar mis gastos; antes esto lo llevaba mentalmente y tenía una idea de cuáles eran mis gastos semanales. Anoto lo que pago con la tarjeta de crédito para saber si podré contar con cupo y por supuesto saber cuál es mi límite. Algo que no había hecho antes es diferir las compras de alimentos y tengo el efectivo para cualquier emergencia. Ahora más me doy cuenta de la importancia del ahorro”, dice Edith, quien mantiene económicamente a su hermana.