La renegociación de la deuda de bonos del Estado es, según el gobierno, un logro que permitirá tener más flujo de dinero.

Pero, ¿qué dicen analistas sobre esto?, ¿se puede calificar de éxito el acuerdo con la gran mayoría de bonistas, que juntos son acreedores de una deuda de más de 17 mil millones de dólares, y también sobre los siguientes pasos que deben dar tras lo anunciado?.

El analistas y exministro de Economía Fausto Ortiz explica que el acuerdo se puede hacer porque desde hace algunas décadas hay cláusulas de acción colectiva, para tratar de solucionar problemas, lo que permite que no haga falta que todos los tenedores de deuda tengan que aceptar una renegociación, sino que basta que el 66% de ellos digan que están de acuerdo con la propuesta, en el caso de 9 bonos de Ecuador. En un bono de 2024 la cláusula era del 75%, que también se cumplió.

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"Al final del día lo que va a ocurrir es canjear esos 10 bonos de deuda ecuatoriana por tres nuevos que van a tener vencimiento ya no máximo en 2030, sino en el 2040. Ese procedimiento va a darse en las siguientes semanas porque Ecuador ha ampliado el plazo de votación, hasta el viernes 7 de agosto, para el 2% de los tenedores que no logró señalar su consentimiento al plan del país y puedan votar para someterse al canje. Si no, entonces en algún momento ellos deberán canjear en algún momento sus bonos por los de vencimiento al 2040", dice Ortiz, quien agrega que se ha renegociado toda la deuda externa en bonos excepto una parte de los bonos antiguos llamados Global 2012-2030, que fueron bonos que se recompraron en el año 2008 y 2009 y que no quisieron someterse a una subasta. Esos están fuera de este paquete.

También dice que están fuera los bonos de Petroecuador, que ya tuvo una reunión con los acreedores y ya reperfilaron esos bonos. Están por fuera también los bonos que se emitieron en enero de este año por 400 millones de dólares.

Estos suman unos 1050 millones de dólares, que no entraron en el proceso en el que se logró renegociar 17 375 millones de dólares en bonos, entre los que estaban los que empezaban a vencer en 2022 y terminaban de vencer en 2030.

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Estos son los porcentajes de la aprobación del canje entre los tenedores de los bonos que vencían entre 2022 y 2030.

Hay una reducción de intereses de 9,2% al 5,3%, que representa unos 1540 millones de dólares en una quita de deuda, además de un reperfilamiento que da un alivio de flujo de 10 000 millones en los siguientes cinco años -el gobierno aumenta la cifra a más de 16,4 mil millones en 10 años-, lo que le quita una carga muy fuerte de vencimiento de deuda desde el 2022 en adelante.

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"Hay un alivio importante para los dos gobierno siguientes en deuda e intereses. También hay una reducción importante en el costo financiero dado que no vamos a pagar intereses en el 2020, que suman más o menos 1060 millones en los que se estaría atrasado hasta que se perfeccione la negociación, que se van a pagar desde 2026 sin intereses en cinco partes iguales hasta el 2030. En el 2021, que en condiciones normales tendríamos que pagar 1300 millones, se va a pagar solo 79 millones y de ahí una reducción de la tasa de interés", apunta Ortiz.

Roberto Palacios, profesor de la escuela de negocios Espae-Espol, comenta que aún tiene dudas del acuerdo, pero que indiscutiblemente el país ha recibido un reconocimiento desde los mercados de capitales y con seguridad recibirá apoyo de los organismos multilaterales, junto con recomendaciones de estabilidad y sugerencias de política económica.

Sin embargo, hay que pensar en los beneficios de gobiernos futuros porque no se sabe si serán los mismos que hoy se prevén. Además de que en el pasado ya hubo negociaciones 'exitosas' que al final se volvieron a negociar una vez más. Por ende, prefiere mantenerse cauto en cuanto a las perspectivas.

Un contexto presto al cambio

Para entender el acuerdo también se debe tener en cuenta que, por ejemplo, en 2019 no se hubiera podido hacer, pero ahora con la pandemia los bonos bajaron, también por la caída del crudo, de la economía mundial, y cuando hay esa caída tan fuerte el tenedor de bonos puede pensar en que si el gobierno presenta una propuesta para reestructurar que le pueda mejorar las expectativas del cobro de la deuda, entonces la analiza y en este caso aceptaron, obviamente con negociaciones.

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Además, cuando instituciones como el FMI felicitan el proceso indirectamente dan su aprobación, y al ser los organismos multilaterales las herramientas viables para que un reclamo de acreedor sea eficiente, la opción más racional para ellos es aceptar la propuesta, según Palacios.

Dónde van esos recursos

El déficit del Ecuador antes de la pademia era de $3400 millones y ahora se le podría agregar otros 3600 millones adicionales, según Ortiz, quien agrega que en el estudio del impacto del gobierno sobre la pandemia ya se consideraba la posibilidad de renegociar para tener un alivio como el que obtuvo, de 1500 millones de dólares.

"La mayor ventaja es quizá para el gobierno siguiente, que cuando arranque no va a tener que pagar esos 1300 millones de dólares durante 2021 y tampoco los 3000 millones de vencimiento de capital que estaban para 2022", afirma Ortiz.

Apuntalar la economía

Carlos Uribe, profesor de economía del Colegio de Administración y Economía de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), comenta que esto alivia el déficit de caja que tiene el gobierno, pero debe ser complementado con lo que se pueda acordar en la deuda con China y con un nuevo acuerdo con el FMI, y ni siquiera ahí se acaba el esfuerzo fiscal porque el gobierno tiene que ser bastante responsable con el manejo de las finanzas públicas y no es un momento para aumentar el gasto porque el tener un déficit insostenible pone en peligro la dolarización.

"Tener el tema del déficit medianamente controlado debería permitirle al gobierno enfocarse en problemas más estructurales que se están generando a partir de la pandemia. Nadie está hablando del mercado laboral y en este rato es clave reestructurarlo", comenta Uribe, quien indica que hay una caída 'brutal' en ventas y las empresas están quebradas y eso genera desempleo, además de las personas que han salido del sector público.

Para él otro punto clave es pensar en una ley de quiebra porque no la hay y es importante fomentar el que se creen negocios y empresas sin tener tanto castigo si llegaran a quebrar.

En tanto, Palacios añade que el Estado ha recibido un balón de oxígeno que se debe aprovechar al máximo construyendo bases para el incremento de la producción y sentar las bases para ir reduciendo la dependencia en los ingresos petroleros e impuestos para tratar de encaminar al país a un sendero estable.

"Reducir el gasto no productivo, estabilizar la economía y transparentar las condiciones de esta renegociación para el conocimiento de los ecuatorianos. Impulsar la producción y productividad de las empresas son base en las ventajas comparativas del Ecuador: La tierra agrícola y el clima. La costa y su mar adyacente y, la diversa y variada oferta de experiencias que atraen turistas. Ampliar, profundizar y diversificar las fuentes de ingresos, liberará al país de volver a un sinfín de deuda y renegociaciones, cada vez más complejas y caras, hasta el día en que se institucionalice la vía para llamar al orden y condenar el mal comportamiento del deudor soberano", añade Palacios.

¿Hay algo negativo?

Para Ortiz lo negativo es lo que nos está tocando vivir, que es la pandemia.

Afirma que hubiera sido ideal mantener la deuda como estaba antes si no se tenían estos grandes problemas económicos, pero las circunstancias actuales hacen del acuerdo algo necesario para paliar una economía que se prevé que caiga un 11% este año.

Ortiz agrega que en comparación al acuerdo que logró la Argentina con sus acredores (por el monto de 66 mil millones de dólares), el acuerdo de Ecuador logra un descuento proporcional mayor en una operación ganar-ganar para el Estado y los acreedores. (I)