Cuando empezó con la exportación no le fue bien. La primera vez que sembró, tampoco. Pero su talento para el comercio, la perseverancia, negociar con quien nadie habría pensado mantuvieron a Segundo Wong Mayorga en los negocios hasta que entre la década de los 90 y el 2000 se dio el gran salto de lo que hoy es el Holding Favorita Fruit Company. La empresa insignia es Reybanpac y su CEO Vicente Wong cuenta cómo su padre creó esta comunidad de casi 9.000 colaboradores y cómo sus hijos han conservado y acrecentado ese legado.

“Empezó de la nada, desde muy jovencito tuvo que mantener a sus hermanos, salir a trabajar, hacer comercio, y luego se vincula en el banano porque va a Los Ríos, una comunidad de chinos muy importante confió en él para la entrega de banano en los puertos. Y él con mucha agilidad aprendió a comprar, aprendió el tema de la logística y luego se vinculó con otros productores con los cuales empezaba a exportar y a hacer sus pinitos de exportación, no le fue bien en eso. Tampoco le fue bien cuando quiso sembrar, vino el Fusarium raza 1 en los años 60 y acabó con ese hectareaje, había prestado plata para sembrar. Y esas deudas le costó pagarlas hasta cuando tuvo 50 años. Estuvo bregando muy duro con sociedades, con productores, y comenzó a exportar a los mercados socialistas, países tras la cortina de hierro, ahí le fue bien durante siete u ocho años. Con eso pudo pagar sus deudas”.

Cuando empezó Reybanpac en 1977 se dedicaban a la compra y venta. En los 80 hubo otro deseo de sembrar banano y tampoco le fue bien en el área del sur, para los 90 fue diferente. Cuando comenzaron a hacerlo a escala y tecnificado, entre los 90 y 2000 se convirtieron en grandes productores.

Publicidad

“Mi padre nos inculcaba a ser muy responsables, perseverantes, y no solo que nos lo decía, sino que lo veíamos con el ejemplo. Era una persona sumamente trabajadora, esforzada, muy optimista y tenía muy presente el desarrollo del país y de la comunidad. La gente que trabajaba para él era prioridad, siempre nos dijo: ‘A la gente hay que pagarle bien y hay que pagarle a tiempo. La nómina es lo primero que tiene que pagarse’. Le preocupaba el nivel de educación, de ahí salió la fundación que tenemos que tiene más de 28 años: 50 % son trabajadores y 50 % de la comunidad que han cambiado su vida con una educación”.

La suya en los negocios fue desde los 18 años, cuando su padre lo llevó a la empresa. “Teníamos un ir y venir todos los días de la casa a la oficina y veníamos hablando de todo lo que veía, de todo lo que hacía, tuvimos esa interacción diaria sobre sus ideas de los negocios, era tremendo mentor. Lo tuve así más de veinte años”.

Cuando su papá falleció en el 2002 tenían integrado todo el negocio bananero: la producción, las industrias, la comercialización, hasta la llegada al puerto con el producto. Ahora están dos pasos más adelante en la cadena: maduran y sirven a los supermercados. Y esa ha sido la cosecha de Segundo Wong con sus tres hijos. Ellos han hecho crecer su legado. Por ejemplo, en fumigación, fertilizantes, puerto, en dar servicios a terceros y nuevos negocios.

Publicidad

Vicente Wong Naranjo y Margarita Wong durante la gala de los premioeXport, donde Reybanpac ganó en la categoría gran empresa exportadora de bienes tradicionales. Foto: Cortesía de Reybanpac

Vicente Wong destaca la unidad en consenso. “Antes era el fundador que sabe qué hay que hacer y cómo, pero cuando ya no está tienes que ponerte de acuerdo entre los hermanos o entre los primos, ya es la tercera generación. Cuando usted habla de consenso tiene que tranzar, usted no puede tener todo lo que usted quiere. Es aprender a trabajar en equipo. Hemos tenido una ventaja, primero estuvimos en formación con nuestro padre. Y luego la actitud de estar emprendiendo, de diversificar. No hay mercado que no hayamos tocado”.

Así los hijos han seguido con los sueños de su padre. Segundo Wong quiso tener un millón de árboles y lo cumplió. Esa visión es Reybosques y sus hijos lo manejaron como sembrío, de manera industrial y ahora una parte se exporta.

Publicidad

Le gustaba mucho la ganadería e importó vacas que daban mil, dos mil, tres mil litros de leche, y llegó un momento en que el comercializador más grande de la zona de Santo Domingo compraba 5.000 litros y ya no había quién les comprara tanta leche. “Él tuvo la visión y el deseo de tener ganadería en la Costa”. Su marca es Reyleche.

“Él era un hombre que empujaba, que abría camino. Un visionario, se apoyaba en nosotros y en el equipo. Por ahí estuvo la labor nuestra, es un trabajo en la formación de la familia. Mantener orden, disciplina. El apellido siempre es un honor, pero el honor se lo hace trabajando, día a día. El nombre cada uno lo hace en función de sus buenas acciones, la búsqueda del desarrollo, la excelencia, la responsabilidad, eso es lo que hace que tu nombre sea reconocido o no”. (I)