Aunque la mayoría de los ecuatorianos de hoy no recuerden a la Agencia de Garantía de Depósitos (AGD), para quienes en 1998 tenían una cuenta en algún banco es imposible olvidar lo que significó esta entidad que fue como un símbolo de una de las peores crisis que vivió el país: el desplome del sistema financiero.

Eso “no volverá a pasar” porque ahora hay dos elementos claves que marcan la diferencia: la dolarización y la fortaleza bancaria que existe ahora, asegura la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca).

La AGD se creó hace 25 años cuando el 43 % de la población actual no nacía y solo el 28 % era mayor de edad. El 1 de diciembre de 1998 entró en vigencia la Ley de Reordenamiento en Materia Económica, en el Área Tributario-Financiera, con la cual se dispuso la creación de la AGD. “El mecanismo de seguro de depósitos ya existía desde los años noventa en todo el mundo, por ende, la creación de la AGD en Ecuador fue clave porque dicha institución asumió el pago del 100 % de los depósitos de los clientes de la banca, cuyas instituciones se encontraban en proceso de saneamiento”, indica el presidente ejecutivo de Asobanca, Marco Rodríguez.

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A esa ley se llegó en un escenario complejo político y económico, y arrastrando problemas que empezaron años antes: la guerra con Perú (1995-1998), la inestabilidad política que terminó con la destitución del presidente Abdalá Bucaram (1997), la crisis económica agudizada por el fenómeno de El Niño (1998) y la disminución del precio del petróleo (1998) -el barril llegó a $ 7-.

El presidente de la época, Jamil Mahuad, asegura que fue el Banco Mundial el que sugirió la creación de la AGD, a ese organismo pidió asesoría para las reformas en la legislación bancaria. “Mientras se discutía la ley proliferaron rumores de que Filanbanco -el banco más grande del Ecuador en ese momento- atravesaba serios problemas financieros. Esta desgraciada circunstancia contaminó el trámite de la ley. La caída de un banco de ese tamaño, que podía producir un tsunami en el sistema financiero del país, convirtió a la discusión legal en el centro de las más disparatadas teorías de conspiración, hasta el punto de que hubo quienes dijeron que la ley buscaba salvar a los banqueros cuando en realidad castigaba a los banqueros que lo merecían y protegía a los depositantes”.

El entonces Ministerio de Economía anunció el cierre de Filanbanco el 17 de julio del 2001. En su antigua matriz ahora funciona el Registro Civil estatal.

Esta ley le permitió al Gobierno actuar rápido ante la crisis del Filanbanco, la nueva entidad tomó inmediatamente la administración del banco, redujo a cero el capital de los accionistas y les exigió garantías personales adicionales. De esta manera lo describe Mahuad en su libro Así dolarizamos al Ecuador, pues la financiera fue una de las crisis que se juntaron cuando se dio paso al cambio de la moneda nacional que era el sucre.

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El proyecto planteaba que la garantía de depósitos tendría límites. Finalmente se aprobó que fuera ilimitada.

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La idea original era tener un marco legal para intervenir a los bancos insolventes sin salvar a los dueños: instrumentos legales para que el Estado pueda tomar control, intervenir, cerrar y reestructurar bancos en problemas protegiendo a depositantes, pero después de que los dueños de los bancos pierdan la propiedad de estos, comenta Augusto de la Torre, quien fue parte de las discusiones que Ecuador tuvo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial sobre cómo lidiar con la crisis generalizada que el país estaba viviendo.

Caso Filanbanco: Una historia de 23 años marcada por decisiones políticas y litigios legales en cortes locales e internacionales

“Aunque el Congreso introdujo cambios importantes que debilitaron la Ley de la AGD, su aprobación fue percibida inicialmente como favorable, como un paso tardío hacia la reestructuración del sistema bancario. La aplicación de la ley no permitió estabilizar los mercados financieros. Las autoridades ya no podían posponer la intervención o el cierre de esos bancos. Eventualmente lo hicieron... Filanbanco fue puesto a cargo de un administrador especial nombrado por la AGD a inicios de diciembre de 1998, y se lo mantuvo abierto con miras a una recapitalización y eventual reprivatización. Una serie de desestabilizantes cierres de intermediarios financieros de tamaño mediano y pequeño siguieron inmediatamente: cinco bancos, dos sociedades financieras y una cooperativa de crédito fueron cerrados por la AGD entre diciembre 1998 e inicios de marzo de 1999. Sin embargo, estas acciones fueron tan torpemente implementadas que no ayudaron a frenar la erosión de la confianza”. Este es un fragmento del artículo La gran crisis ecuatoriana de finales de los noventa, de Augusto de la Torre y Yira Mascaró, publicado en diciembre del 2011.

Para Nicolás Brito, que dirigió el Comité de Clientes del Banco del Progreso, “la AGD fue una institución creada para beneficio de los grandes deudores, la mayoría de sus gerentes la utilizaron para aceptar daciones en pago sobrevaloradas. También, los administradores pagaban con efectivo o con bienes subvalorados a los inversionistas que habían comprado los Certificados de Depósito Reprogramados (CDR) con descuentos de hasta el 50 %. Mientras que a los depositantes originales nos tenían a la espera. Muchos de los bienes de la AGD eran explotados, pero su producción no ingresaba y cuando esto se hizo evidente dejaron que estos bienes se destruyan. Una de nuestras luchas fue que se diferencie entre el tenedor de CDR y el ahorrista, esto lo logramos y con esto se pagó muy rápido a quienes protestábamos en las calles”.

La caída del Banco del Progreso en 1999 generó una concentración multitudinaria. Tenía 700.000 clientes.

El Progreso cerró el 22 de marzo de 1999. Filanbanco fusionado con La Previsora quebró en julio del 2001. En seguidilla cayeron 16 bancos.

Entonces en Ecuador existían 40 bancos privados. Hoy son 24 “que superaron la crisis por ser manejados prudencialmente bajo los mejores estándares internacionales. La solidez con la que han contado ha permitido a los bancos enfrentar con éxito los ciclos económicos a lo largo de los últimos 23 años”, asegura Rodríguez.

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Hay temas sin resolver tras 20 años de creación de AGD

La AGD cerró en diciembre del 2009; pasó los bienes de la banca cerrada que seguían en su poder a otros entes del Estado. La garantía de depósitos sigue vigente y cubre al 99 % de los clientes en caso de que las entidades presenten dificultades, es decir, a 14,9 millones de personas que tienen hasta $ 32.000 depositados en cuentas de ahorro, corrientes y depósitos a plazo, y el 1 % son 151.000 clientes con depósitos sobre esos $ 32.000.

Esto a través de la Corporación del Seguro de Depósitos (Cosede) –creada con la Ley de Creación de la Red de Seguridad Financiera, el 31 de diciembre de 2008–, que se nutre de un aporte exclusivo de los bancos privados. Este seguro alcanza un patrimonio de $ 2.629 millones a septiembre de 2023, que cubre a ese 99 % de los clientes, detalla Asobanca.

¿Puede volver a pasar una crisis así?

El presidente ejecutivo de Asobanca, Marco Rodríguez, destaca dos elementos claves que diferencian el escenario actual con el año 1999: la dolarización y la banca que “se ha fortalecido y transformado en estos últimos años y se ha convertido en un puntal de apoyo para la dolarización”.

Comenta que después del 99 se mantienen los bancos que son manejados de manera técnica y profesional, implementando las mejores prácticas y estándares internacionales, y que dicha solidez les ha permitido enfrentar exitosamente los ciclos económicos en estos 23 años. Por ejemplo, “la crisis generada por la pandemia hubiese causado un colapso económico sin precedentes, pero ventajosamente la banca y la dolarización amortiguaron la crisis del 2020 y no la amplificó”.

A pesar de la coyuntura económica y para hacer frente a un posible deterioro de la cartera, la banca mantuvo indicadores de solvencia y de cobertura adecuados. El incremento de provisiones a octubre de 2023 respecto al mismo mes de 2022 fue de $ 377 millones, esto es 15 % más que el año anterior. A octubre de 2023 la cobertura es de 201 %, lo que significa que las provisiones son dos veces superiores a los niveles de cartera improductiva, “y muestra el manejo responsable que aplica banca en este entorno”.

Entonces, ¿puede pasar lo mismo que en 1999? No. Si es que se mantiene el esquema monetario y la fortaleza bancaria que existe ahora. Por eso, mientras más se impulse un manejo técnico y prudente de la dolarización y la banca, alejado de agendas políticas, más lejos nos mantendremos de 1999, sostiene Rodríguez. (I)