Los aranceles globales recíprocos que Estados Unidos empezó a cobrar a todas las importaciones que entren a su mercado obligan a los sectores productivos a replantearse estrategias y renegociar con sus clientes estadounidenses nuevas condiciones de los contratos que ya estaban firmados antes del anuncio de la medida. A la vez, están atentos a los impactos colaterales que puedan darse en sus otros mercados de destino, que pudieran afectar su cuota de participación por un efecto dominó.