El contador poblacional del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) reportó el 10 de enero de 2023 que en el país somos 18′211.338 ciudadanos. Pero horas antes de ese mismo día se había registrado que éramos 17′876.729. Esta cifra llamó la atención porque hace siete meses -el 18 de junio de 2022- ya se había anunciado con júbilo que en Ecuador éramos 18 millones de habitantes.

Sobre la inconsistencia de los datos, el director ejecutivo del INEC, Roberto Castillo, indicó que la baja en el número de habitantes en primera instancia de 18 millones a 17,8 millones fue por un error en el área de comunicación “al subir un archivo desactualizado”. En cambio, al colocar la nueva cifra de 18,2 millones se había actualizado la cifra de manera correcta.

Los datos del contador poblacional, sin embargo, ha aclarado el INEC son solo proyecciones y no datos reales como los que se obtendrán en mayo del 2023 cuando ya se haya procesado la información del censo 2022, cuya recolección de datos se realiza entre octubre del 2022 y enero del 2023. Los datos que ahora mismo se exhiben en la web del INEC obedecen a un modelo creado en 2010, en el que se hacen las proyecciones con base en los comportamientos hallados en ese año.

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Sin embargo, aclaró que con el tiempo esos supuestos, que tienen que ver con el número de nacimientos, muertes e incluso el comportamiento migratorio, van perdiendo validez. Explicó, por ejemplo, que en ese momento -en el 2010- los expertos no podían predecir que fuera a haber un terremoto tan fuerte en el que se perderían tantas vidas como el del 2016 o no podían tener clara la pandemia que generaría una pérdida de vidas en exceso de 75.000. Tampoco se podían establecer los movimientos migratorios importantes de los últimos años. En todo caso, dijo que estos datos pueden ser revisados para crear un nuevo modelo, una vez que ya se tengan los datos del censo reciente.

La variación abrupta de datos fue observada también por Byron Villacís, exdirector del INEC afín al correísmo y fundador del Observatorio Latinoamericano de Censos de Población (OLAC). Ese mismo 10 de enero escribió en Twitter que “el INEC acaba de eliminar la información de proyecciones poblacionales, todo con el fin de ocultar descalabro de su cobertura”. Al ser consultado sobre el motivo de sus dudas dijo que lo evidente es que cambiaron los resultados reloj poblacional que son a su vez resultado de las proyecciones poblacionales.

Esto ocurre en un momento en que el INEC empieza a tener un discurso que se concentra en los resultados de vivienda, pero no de la población, dice el exfuncionario. Para Villacís, hay una relación entre estas variaciones en el reloj poblacional y la baja cobertura que habría tenido el empadronamiento del censo 2022. Sostiene que según los datos que se manejan a lo interno del INEC y que él ha conocido, y con base en un modelo matemático que su organización desarrolló, solo se habrían censado a 10 millones de habitantes, por lo que hay una brecha muy grande para poder completar los aproximadamente 18 millones de personas que según las proyecciones ya existen en el país. Comentó que las 500.000 viviendas que dice el INEC que faltan por censar, no alcanzarían para completar esa cifra.

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Para Villacís, no es cierto que las proyecciones se hicieron solo en 2010 sino que se van actualizando cada año en enero, según tres variables: nacimientos, fallecimientos y migración. Considera que si bien los datos de nacimientos y fallecimientos pudieron haber variado a la baja, pero no con datos que puedan significar un shock para las proyecciones, la de migración seguramente no es a la baja, sino al alza por efectos de la llegada de ciudadanos venezolanos.

En cambio, el director del INEC, Roberto Castillo, aclaró que es muy probable que para el 2023 los datos de las proyecciones tengan que ajustarse a la baja. Hay varios motivos para ello.

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  • Existen menos nacimientos, sobre todo porque los jóvenes prefieren tener hijos más tarde o incluso no tenerlos.
  • Hubo más muertes de las que se había estimado.
  • El comportamiento de la migración.

Entre tanto, este 12 de enero, hubo también una serie de críticas al censo desde la Asamblea. Esto a propósito del control político que hizo la Comisión de Participación Ciudadana del órgano legislativo. Nathalie Viteri, asambleísta del PSC, contó su propia experiencia y comentó que nunca llegaron a su vivienda para realizar el procedimiento. Aseguró que cuando trató de hacerlo a través del censo en línea, la aplicación no funcionó. Calificó al proceso como un “casi total fracaso”.

Diana Farinango, asambleísta de Pachakutik, criticó que las autoridades no se ponen de acuerdo sobre las cifras de costo del censo. Considera que las cifras no serán fiables y pidió que en 2023 el INEC rectifique los resultados.

En el mes de enero, el INEC tiene la tarea de terminar el empadronamiento al realizar el censo en medio millón de viviendas que aún están pendientes de visitar. Estas pertenecen a sectores de altos estratos, otros de difícil acceso y a sectores peligrosos. Una vez obtenidos los datos de los 6,7 millones de hogares que debían censarse, a partir de febrero se realizará el análisis y procesamiento de información. Esta etapa contará con asistencia técnica de expertos de Naciones Unidas, como el Fondo de Población y también con instituciones como Cepal.

A finales de mayo se realizará la presentación de los primeros resultados a nivel nacional. Hasta diciembre se irá liberando información. (I)

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