Lo que se pensó como una entidad para atender a clientes de Quito y Pichincha se convirtió en el banco más grande de Ecuador, con presencia en los 221 cantones del país y sucursales en Colombia, Perú, Estados Unidos y España. Banco Pichincha cumplió 119 años desde su creación en 1906.
Su gerente general, Santiago Bayas, comenta que siguen vigentes y consolidados por mantener los valores desde la creación del banco y adaptarse a las diversas épocas. Estar en proceso de transformación para tomar nuevas prácticas, digitalización, invertir más en tecnología, cuidar riesgos nuevos como el de ciberseguridad. Conocer mejor a los clientes, utilizar la data.
¿Cuál ha sido la visión para lograr expandirse de un banco local a tener sucursales internacionales?
Donde los clientes tienen sus necesidades hemos tratado de copar. En el país tenemos ahora presencia en cada cantón. Esta expansión internacional está vinculada también a cómo servimos a nuestros clientes ecuatorianos. Colombia y Perú son nuestros vecinos, empresas ecuatorianas han salido a esos países. En Estados Unidos tenemos una presencia de mucho tiempo, es el principal socio comercial del país. Por otro lado, los migrantes ecuatorianos tienen una presencia importante en EE. UU. y en España.
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¿Cómo han fluido las remesas de los migrantes? ¿Cómo se está preparando el banco con el eventual impuesto que aplicaría Estados Unidos?
En las remesas hemos puesto muchísima gana porque uno de los temas es reducirles el costo, que sea fácil el transferir los recursos a las familias. El eventual impuesto que se aplicaría es nuevo, veremos cuál es la mejor opción para ayudarles. Estamos analizando la ley.
¿Cuántos clientes tiene el banco?
En el país tenemos más de 6 millones de clientes. Hemos tenido un crecimiento muy importante. Hace unos seis años estábamos en 3 millones de clientes. Nuestro objetivo es aumentar la bancarización y la inclusión financiera. Cada mes son alrededor de 70.000 ecuatorianos que se incorporan como clientes, un 50 % de ellos no tenía ni una cuenta bancaria. Afuera del país tenemos unos 200.000 a 300.000 clientes.
¿Cómo han logrado bancarizar a más gente?
Hace 25 años empezamos con el proyecto de microfinanzas. Fue un área que inclusive estaba separada del banco, para permitirle crecer, porque era una metodología totalmente diferente a la banca comercial. Ahora, por ejemplo, tenemos 700.000 clientes a los que damos crédito desde $ 100 hasta unos $ 20.000. Más del 50 % de clientes son mujeres. Tenemos una estrategia muy clara de género y buscamos apoyar a las emprendedoras.
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¿Cuánto dinero han entregado en créditos en la historia del banco?
Esa es una pregunta difícil. Son miles de millones de créditos. Este rato la cartera del banco es de $ 18.000 millones, pero eso rota de manera continua. Lo importante es que cada vez llegamos a más clientes y les estamos ayudando a que puedan desarrollar sus actividades. Otro elemento importante, que viene con la inclusión financiera y para incrementar la productividad, es que nos hemos dedicado más al financiamiento del sector agrícola.
¿Qué resultados han obtenido, por qué decidieron apuntar al agro?
Hemos tenido muy buenos resultados. Hay dos temas principales: la alimentación es algo que se necesita en el mundo y, por otro lado, es un sector muy dinámico de la economía ecuatoriana. Nos aliamos con Rabobank, que es un banco experto en crédito para la agricultura, y hemos logrado financiar mucho más a ese sector, adaptándonos a las necesidades de los agricultores, a los ciclos de producción. La otra motivación importante es desarrollar el sector rural.
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¿Cómo se ha manejado esto, tomando en cuenta los riesgos que implica el sector agrícola?
Sacamos a los asesores comerciales que no conocen de agricultura y contratamos a gente experta en agricultura. Con ese conocimiento hemos sido capaces de asesorarles (a los clientes) y buscamos mejorar la productividad. Trabajamos en cadenas de valor, no queremos ir solo a los grandes. De esa manera logramos atender a los más grandes y también a los más pequeños.
¿Cuánto crédito se destinó al agro en 2024?
Unos $ 3.000 millones.
¿Y en otros segmentos?
En el crédito productivo tenemos como $ 5.000 millones. En consumo, casi $ 4.000 millones. Somos el principal financiador de vivienda entre el sistema financiero privado. En microfinanza estamos en $ 2.000 millones.
¿Qué proyectos tienen en la parte social?
Por un lado, el banco directamente está metido en microcrédito e inclusión. Pero existe la Fundación Crisfe que trabaja en algunos aspectos. Estamos trabajando mucho en dar educación barata y de gran calidad. Ese es el gran enfoque de la fundación. Damos becas a 4.000 estudiantes. Otro proyecto es Sumar Juntos, que es dotar de agua potable a comunidades que no tienen. Hemos llegado a unas 10 000 familias que se han beneficiado de estos proyectos. Y, también, como Ecuador necesita de ejemplos, vemos que el deporte es uno de estos elementos porque hay esfuerzo, hay resiliencia: apoyamos a atletas, algunos de ellos han ganado medallas olímpicas.
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El informe de sostenibilidad de 2024 indica que la utilidad neta del banco cayó 19 % debido a la reforma tributaria, crisis energética, entre otros. ¿Cómo enfrentaron ese año?
El tema impositivo sí nos afectó bastante y buscamos todas las maneras para compensar esos impactos. Cuando la situación es complicada, aflora también la creatividad y cómo podemos trabajar para mejorar. Hubo una reducción de la utilidad, sin embargo, seguimos ofertando créditos a nuestros clientes.
Ellos sufrieron también temas de inseguridad, falta de energía eléctrica. Propusimos como gremio, y como Banco Pichincha, una serie de alivios financieros a los clientes más afectados. Eso les ha ayudado a poder mitigar los efectos de esa crisis y prácticamente durante tres meses no nos pagaron ni intereses ni capital de las deudas. Es un auxilio similar al que ofrecimos durante la pandemia.
¿Cómo se ha adaptado el banco a los constantes cambios y crisis?
Nacimos en Ecuador, tenemos compromiso con el Ecuador. El banco está aquí presente y busca cómo administrar mejor. Hemos aprendido a que hay que estar listos para cualquier situación de estrés.
Por ejemplo, nuestra liquidez la manejamos tomando en cuenta los peores escenarios. En la parte crediticia tenemos un nivel de reservas muy alto, justamente para que si existe alguna de estas circunstancias de carácter económico, climático o político, podamos responder a los clientes, porque es una responsabilidad muy grande con nuestros depositantes y con el país de que seamos una institución financiera que contribuya a la estabilidad.
Cultivar confianza en los clientes es clave
Hemos trabajado en el caso del banco 119 años, igual las otras instituciones financieras. Si no habría confianza, la gente no tendría los depósitos con nosotros. Puede haber algún evento particular y alguna afectación a algún cliente, pero más allá los bancos tenemos todo el compromiso con el país. Nosotros estamos aquí para seguir a 100 años más, al menos. Nuestro compromiso es total.
¿Cuál es su perspectiva para la economía del país en este 2025?
Esperamos que haya una recuperación de la actividad económica, ya vemos que las ventas han crecido. Esperamos que no haya apagones, ya el Gobierno ha hecho una inversión fuerte y hay nuevos proyectos en esa parte. Y que venga inversión extranjera. Nosotros estamos con un nivel de liquidez bastante alto y lo que queremos es prestar a las empresas que tengan nuevos proyectos. La balanza comercial es positiva, siguen creciendo los depósitos, eso es una señal de confianza de los ecuatorianos. (I)