En un sector de Ibarra donde en las noches de antaño solían deambular almas trasladando féretros y en el que se conoce que un indígena se lanzó al río Tahuando huyendo de esos espíritus, no sin antes dejar una huella de alpargata impregnada en una roca, ahí se levanta el restaurante Alpargate de los Tejares.