939.000 toneladas de alimentos se desperdician anualmente en el país, lo suficiente para llenar más de 32.000 contenedores. Esta cifra fue recolectada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y refleja que aún no hay un estándar para gestionar la distribución de alimentos en Ecuador.

Esa es la función de un reglamento que debería haberse redactado hasta 180 días después de que entrara en vigencia la Ley para Prevenir y Reducir la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos y Mitigar el Hambre de las Personas en situación de Vulnerabilidad Alimentaria, también conocida como Ley ‘Pancita llena’.

A pesar de que la ley se publicó en el Registro Oficial en mayo del año pasado, aún no existe el reglamento para establecer un marco de acción.

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“La ley está abandonada desde que se creó”, dijo Valeria Yánez, coordinadora del Banco de Alimentos Diakonía, en una entrevista con Radio City (89.3FM). Mientras siga abandonada, los sectores de producción y distribución de alimentos no podrán regirse bajo un estándar que evite el desperdicio de comida, cree Yánez.

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Según la coordinadora, el reglamento lo que haría es establecer de manera legítima las sanciones, los incentivos y el marco en el cual se va a dar el proceso. Ella afirmó, además, que las empresas necesitarían exenciones tributarias para poder gestionar la redistribución de alimentos a personas que lo necesiten, o a bancos de comida.

Son precisamente las empresas alimentarias las que más causan el desperdicio de comida en Ecuador. Yánez explicó que esto sucede cuando a los productos de comida se les agota el tiempo necesario para ir a las perchas de los supermercados, o cuando no se venden y se caducan.

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Todas las empresas tienen ciertos estándares de calidad en sus productos para ser vendidos, pero todo este alimento se desperdicia y no llega”, señaló la coordinadora del banco de alimentos. “Al mismo tiempo que hay toda esta comida desperdiciada, hay un gran sector de la población que sufre de hambre”, agregó Yánez, refiriéndose a que casi el 25 % de los niños menores de 5 años en el país sufren de desnutrición crónica.

“Los alimentos no están llegando al sector más vulnerable de la sociedad”, aseguró la coordinadora de Diakonía.

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Ella denunció también al consumo irresponsable: “vivimos en una cultura del desperdicio”, expresó. Una de las prácticas de consumo irresponsable es comprar alimentos en exceso, incentivados por promociones, que terminan en la basura sin llegar a comerse.

El desperdicio tiene consecuencias

“Entre el 2019 y el 2023 aumentamos a 122 millones de personas que sufren hambre a nivel mundial. (...) Una tercera parte de la producción de alimentos se desperdicia, lo que equivale a 1.300 millones de toneladas de alimentos”, enlistó Yánez.

En Ecuador, la consecuencia económica del desperdicio es de 334 millones de dólares perdidos al año.

Por eso es necesario para los sectores de producción y los bancos de alimentos que exista un reglamento. “La idea es evitar el desperdicio”, recordó la coordinadora de Diakonía.

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Algunas de las funciones de esta organización son: recolectar el alimento que va a desperdiciarse, hacer un proceso de selección y clasificación de los alimentos y distribuirlos a los sectores vulnerables. Según Yánez, se alimenta mensualmente a 53.000 personas con esa comida. (I)