Fuera del centro histórico, Cuenca es una ciudad poco amigable para las personas con discapacidad, en especial para quienes usan silla de ruedas. Detalles que resultan imperceptibles para los peatones, como la altura de la vereda, un bache en la acera o la rapidez con la que cambia el color del semáforo se tornan en verdaderos obstáculos para personas con movilidad reducida.

Experimentar la realidad de una persona con discapacidad física fue la propuesta que días atrás investigadores del Departamento de Educación Continua de la Universidad de Cuenca plantearon en el taller “Principios de comunicación en movilidad sostenible”, que entre sus actividades incluyó un ejercicio práctico para conocer las dificultades de alguien que no puede caminar.

Estos son los beneficios que da Ecuador a las personas con discapacidad reconocida

Esta actividad consistió en asumir el rol de una persona en silla de ruedas para tener una perspectiva de cómo es su día a día.

Publicidad

El recorrido empezó en la avenida 12 de Abril, a tres cuadras del Coliseo Mayor de Deportes, donde las dificultades empezaron a notarse porque las veredas están llenas de baches, no hay rampas, los postes de hormigón están instalados en medio de las aceras y, además, el respeto de conductores y peatones a personas con movilidad reducida es escaso.

Y si bien, según la conocida pirámide invertida de la movilidad, peatones y personas con discapacidad tienen prioridad, la realidad es que por sobre todos están los autos.

La obra pública también tiene limitaciones para alguien con discapacidad física, porque no se pensó en ellos y eso los obliga a ir por la calle.

Publicidad

Por ejemplo, en la avenida de las Américas, sector de la feria libre, algo tan importante como una rampa o una vereda baja no existe. Los que caminan descienden sin problema la acera que tiene una altura de 20 centímetros, pero al estar en una silla de ruedas no queda más que esperar la buena voluntad de alguien para que lo ayude.

Ahí las personas con movilidad reducida enfrentan otro problema: el corto tiempo que da el semáforo para el cruce de peatones, lo que implica el riesgo de ser atropellado.

Publicidad

En Cuenca está vigente la ordenanza de protección de derechos de las personas con discapacidad del cantón, que en su artículo 12 dispone que estos ciudadanos “tienen derecho a la prestación eficiente del servicio de transporte y a la accesibilidad del transporte público”. Sin embargo, esta disposición no se cumple por el hecho de que hay lugares como esta avenida que no permiten las facilidades del caso.

La experiencia siguió por el sector conocido como Puertas del Sol, un sitio residencial en el que hay estrechas aceras llenas de baches.

Experimentar las dificultades de una persona en silla de ruedas fue la propuesta dentro de un taller realizado en la ciudad. Foto: El Universo

La meta era llegar hasta el campus Balzay de la Universidad de Cuenca, en donde se constató que la señalización queda incompleta porque no hay espacios adecuados para que alguien en silla de ruedas cruce la calle. Hay pasos cebra, señales horizontales y verticales, pero eso es insuficiente para ciudadanos con movilidad reducida.

Palpar las dificultades que hay para personas con discapacidad física duró tres horas, pero hay quienes viven esto a diario, como Zoila Cárdenas, quien desde hace un año se hizo cargo de su madre. Esta última tiene 87 años y se moviliza con la ayuda de una silla de ruedas. Como no hay quien la cuide, Cárdenas la lleva a su trabajo en el sector de San Francisco.

Publicidad

Contó que no puede llevarla en bus porque no le paran los conductores y que caminar le resulta complicado. A diario cruza el sector de la 9 de Octubre, donde –dijo– transitar es una verdadera travesía. Las aceras están en mal estado y llenas de vendedores ambulantes, aspectos que dificultan el trayecto.

Adriana Quezada, investigadora del grupo Llactalab Ciudades Sustentables de la Universidad de Cuenca, explicó que en 2020 publicaron un estudio sobre el nivel de accesibilidad de personas con movilidad restringida, en el que se analizaron 214 segmentos de calles de todo el cantón, y se concluyó que la zona urbana es “muy limitada” por la presencia de obstáculos como las rampas en los garajes o porque las aceras no cumplen con el grado de la pendiente.

En la investigación encontraron que las construcciones viales de la ciudad sí cumplen con las disposiciones legales vigentes, así como las normativas del Instituto Nacional de Normalización (INEN), pero no prestan facilidad de acceso para las personas con discapacidad.

“Tal vez el Municipio tiene que cumplir con esta disposición nacional, pero esta debería ser revisada para que se acople a las necesidades y las realidades”, expuso Quezada.

‘Más de un año demoré en calificar mi discapacidad. Es inaudito ver cómo otras personas lo hacen pagando, incluso sin tener la condición’: se eliminó el carné, ahora el registro está en la cédula

Pero esto no es solamente un aspecto técnico, sino que deriva en vulneración de derechos constitucionales como el de la libre movilidad y la distracción, porque en el ejercicio realizado quedó demostrado que una persona en silla de ruedas no puede acceder por sí misma a la caminería cercana al río como lo hacen los demás ciudadanos.

En cuanto a estadísticas tomadas del Registro Nacional de Discapacidad, entidad adscrita al Ministerio de Salud Pública (MSP), en Cuenca a enero del 2022 hubo 9.880 mujeres con algún grado de discapacidad y 10.353 hombres. (I)