Ubicada en el corazón del centro histórico de Quito, en la intersección de las calles García Moreno y Sucre, la Casa de los Querubines es una de las joyas arquitectónicas que resisten el paso del tiempo.

Con una historia que se remonta al siglo XVI, esta edificación no solo destaca por su diseño neoclásico, sino también por las leyendas que han surgido a su alrededor, especialmente la del angelito Mandingo, un querubín que adorna su fachada y que ha capturado la atención de locales y turistas por igual.

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Estas vías antes se llamaban Calle de las Siete Cruces (García Moreno) y Calle del Algodón (Sucre). Cada detalle en el casco antiguo de la capital está envuelto en historia y leyendas milenarias.

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Según los registros históricos, la Casa de los Querubines ocupa un terreno que en sus inicios fue propiedad de los primeros jesuitas que llegaron a Quito a mediados del siglo XVI. Estos religiosos levantaron en el lugar un colegio, una escuela de primeras letras, una pequeña residencia y una iglesia provisional dedicada a san Jerónimo.

Sin embargo, en la década de 1560, los jesuitas intercambiaron este edificio con el obispado de Quito, que lo convirtió en el nuevo Seminario Mayor San Luis. Este cambio se debió a que los jesuitas obtuvieron terrenos más adecuados en la calle de las Siete Cruces, donde hoy se encuentra el convento e iglesia de La Compañía.

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En 1786, la casa fue transformada en hospicio para las tropas que habían desocupado a los jesuitas de sus tierras en El Panecillo, y el seminario fue trasladado al convento de La Compañía. A mediados del siglo XIX, la casa original fue vendida a José Cornejo Ribera y su esposa, Dolores Cevallos Acosta, quienes en 1863 contrataron al arquitecto Jean Baptiste de Mendeville para construir la actual edificación.

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La Casa de los Querubines se destaca por su impresionante tamaño y su exquisita decoración neoclásica. El edificio, que ocupa una amplia superficie en comparación con sus vecinos, tiene dos niveles que se desarrollan alrededor de un patio principal y un traspatio más pequeño hacia el oriente.

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Según la guía digital del Museo Archivo de Arquitectura del Ecuador, el diseño de la casa sigue el modelo tradicional de “casa patio”, con columnas ochavadas de piedra y arcos rebajados que encierran el patio principal.

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Uno de los aspectos más llamativos de la casa es la ornamentación de la planta alta, que se abre con ventanas de arco rebajado y balcones de hierro sostenidos por ménsulas visualmente robustas.

Encima de los arcos se encuentran claves con forma de hojas de acanto, y sobre ellas, los famosos “putis” mitológicos desnudos, conocidos popularmente como querubines, que sostienen guirnaldas que caen hacia los lados de las ventanas.

La leyenda del angelito Mandingo

Una de las características más peculiares y controvertidas de la Casa de los Querubines es uno de estos “putis” o querubines, ubicado sobre la última ventana hacia el sur de la calle García Moreno.

Este querubín, conocido como el angelito Mandingo, es célebre por mostrar el miembro viril erecto demasiado grande en comparación con el cuerpo, un detalle que ha dado lugar a una serie de historias y leyendas urbanas que han sobrevivido al paso del tiempo.

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QUITO.- Casa de los Querubines, ubicada en las calles García Moreno y Sucre. Foto: Carlos Granja Medranda

Héctor López, investigador histórico, explicó que existen dos versiones principales sobre el origen de este singular querubín.

Una de las versiones cuenta que en 1860, durante la construcción de la casa, hubo un conflicto entre los albañiles que trabajaban en la edificación de la casa Cornejo Cevallos y aquellos que restauraban la fachada de la iglesia de La Compañía, ubicada justo enfrente. Como acto de provocación, los albañiles de la casa Cornejo Cevallos esculpieron el miembro exagerado del angelito Mandingo apuntando hacia la iglesia. En respuesta, se dice que los albañiles de la iglesia añadieron un dedo medio levantado en una de las estatuas de la fachada de La Compañía.

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La otra versión de la leyenda sugiere que los albañiles de la casa, molestos porque José Cornejo Ribera les quedó debiendo dinero por su trabajo, esculpieron el miembro agrandado del querubín en venganza.

Estas historias han convertido al angelito Mandingo en un símbolo de rebeldía y sátira, y aun hoy muchos visitantes del centro histórico de Quito se detienen frente a la casa para observar al querubín y pedirle favores relacionados con la fertilidad y la virilidad, según mencionó López.

Según el sitio Los Ladrillos de Quito, la Casa de los Querubines ha sido declarada patrimonio de la ciudad debido a su valor arquitectónico y cultural. Aunque en la actualidad su uso es principalmente comercial y de servicios, la casa continúa siendo un punto de referencia en el centro histórico de la capital, tanto por su historia como por las leyendas que la rodean.

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En una de las esquinas de la casa se encuentra un letrero con dos códigos QR, parte de un proyecto desarrollado por el Museo Archivo de Arquitectura del Ecuador en colaboración con el Colegio de Arquitectos del Ecuador, que permite a los visitantes obtener información detallada sobre la historia y arquitectura de varios edificios históricos del centro de Quito, incluyendo la Casa de los Querubines.

Esta edificación no es solo una joya arquitectónica de Quito, sino también un lugar cargado de historias que combinan realidad y leyenda.

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Ya sea por su historia vinculada a los jesuitas y al Seminario Mayor San Luis, o por la controvertida leyenda del angelito Mandingo, esta casa sigue capturando la imaginación de quienes la visitan.

Las calles que rodean a esta casa reciben miles de visitantes y ciudadanos que realizan sus gestiones en el casco antiguo de la ciudad. A veces está cerrada con vallas metálicas, otros días luce descubierta, sin embargo, se mantiene imponente, como las leyendas que rodean a esta joya que, detrás de cada fachada, hay una historia esperando ser descubierta. (I)