Quito, la capital ecuatoriana, se ha posicionado como un referente del turismo religioso en América del Sur, gracias a la gran concentración de iglesias y conventos que hay en su centro histórico.
Esta zona, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1978, alberga un total de 24 iglesias y 7 conventos en 370 hectáreas, lo que la convierte en un tesoro arquitectónico y cultural de la región.
El centro histórico de Quito es reconocido como el más grande y mejor conservado de América del Sur. Sin embargo, este lugar no solo cuenta con estas 31 edificaciones religiosas, sino que también incluye 32 museos, 6 capillas, 6 monasterios y 13 plazas.
Publicidad
La empresa municipal Quito Turismo destacó que este detalle de la zona histórica de la ciudad atrae anualmente a miles de peregrinos y turistas interesados en explorar la herencia colonial de la capital.
Entre los sitios más destacados se encuentran la iglesia y convento San Francisco, considerado el complejo arquitectónico religioso más grande de América y apodado el ‘Escorial del Nuevo Mundo’.
El palacio del ataúd en el techo, una historia oculta en el centro histórico de Quito
Otros monumentos notables incluyen la iglesia de La Compañía de Jesús, famosa por su fachada de piedra volcánica y su interior recubierto de pan de oro, así como la iglesia de Santo Domingo y la Basílica del Voto Nacional.
Publicidad
La oferta de turismo religioso en Quito va más allá de las visitas a iglesias y conventos. La ciudad es escenario de importantes festividades y celebraciones litúrgicas que reflejan la devoción local.
Eventos como la Semana Santa, la fiesta de la Virgen de Quito y la procesión de Jesús del Gran Poder atraen a visitantes de todo el mundo, deseosos de experimentar la fusión única de fe, tradición y cultura.
Publicidad
Además, el turismo religioso se extiende a las áreas rurales del Distrito Metropolitano de Quito, donde las parroquias mantienen celebraciones tradicionales, como la diablada en Alangasí y la procesión de las andas, en Puéllaro, actividad que data de 1750.
La riqueza arquitectónica, combinada con la profunda tradición religiosa y las festividades únicas, ha convertido a Quito en un destino para un segmento de interesados en el turismo religioso en América del Sur.
Uno de los detalles característicos que completan esta experiencia es la gastronomía. Durante las fechas especiales de celebraciones religiosas se elaboran alimentos que guardan cientos de años desde su creación. Por ejemplo, la fanesca, la colada morada, las guaguas de pan destacan entre los platillos que gustan hasta los paladares más exigentes.
Quito también será sede del Congreso Eucarístico Internacional, en su edición 53. Representantes de 53 países del mundo se concentrarán en la capital para el simposio y congreso, desde el 4 hasta el 15 de septiembre. (I)
Publicidad
