Aunque el deslave ya pasó, a los habitantes de la comunidad San José de Zapata, del cantón azuayo Girón, les preocupa que haya un segundo derrumbe y la pesadilla se repita. 28 familias fueron evacuadas por precaución, ya que con las lluvias que persisten en la zona la emergencia está vigente.

Las cuatro vacas de María Manuela Tenesaca fueron arrasadas por el lodo que bajó de la montaña y la sorprendió la madrugada del pasado viernes. Ella está físicamente bien, pero su ánimo está por el suelo porque en cuestión de minutos perdió su único sustento, sus vaquitas, como dice ella.

Lluvia, arrastre de material, deslizamientos, entre las causas del desbordamiento del río Pita

A diario las ordeñaba para vender la leche o hacer quesillo y así obtener unos dólares que le servían para costear sus gastos, pero hoy no tiene nada, solo un dolor de cabeza.

Publicidad

Ella se mudó a una casa cercana para dormir, pero confiesa que cuando empieza una leve llovizna, entra en pánico porque no sabe si el derrumbe volverá. Antes de vivir esta desgracia tenía un dolor en la pierna, algo así como un tirón en el muslo, dolencia que ahora la siente más fuerte, dice ella, por los nervios y la tensión.

Por la misma zona de riesgo, aunque un poco lejos del peligro inicial, está Zoila Tránsito Arpi. Por sus 95 años le falla un poco el oído, pero su memoria está muy vigente para recordar que el deslave del viernes fue el peor que se ha visto en todos los años que ha vivido ahí.

El día del deslave la cargaron como si fuera una infante para ponerla a buen recaudo y desde aquella fecha la mudaron a la vivienda de una nieta. Ella también se pone a llorar cuando habla de este tema, porque ante su impotente mirada su modesta casa se destruyó totalmente.

Publicidad

Ambas mujeres sobreviven gracias a las donaciones de amigos, así como por la atención del Municipio de Girón y de otras instituciones públicas, pero suplican una ayuda mayor para retomar sus vidas.

La posibilidad de un nuevo deslave en Girón es muy probable porque la zona afectada está débil y las lluvias se mantienen. Toda la gente del sector ya fue evacuada. Foto: El Universo

Llegar a la zona cero es encontrarse con la desolación porque no quedó nada, solo estructuras vacías. Entre esas, casas y una escuela que acogía a ocho alumnos, de la que solo quedaron paredes.

Publicidad

En medio de todo aparece un hambriento perro color café que devora una vaca muerta que se quedó junto al camino, posiblemente una de las de María Tenesaca, la mujer que perdió cuatro cabezas de ganado, su único patrimonio.

Luis Bravo, jefe de la Dirección de Gestión de Riesgos municipal, contó que la zona afectada es una montaña que tiene doble altura lo que significa un peligro y aún es difícil determinar si los afectados podrán regresar.

Ya con el pasar de las horas se determinó que este deslave ocurrió por una alta saturación del suelo debido a las intensas lluvias. Por el momento de las 28 familias afectadas, dos están en el albergue instalado junto a la iglesia de la comunidad y el resto en casas de familiares.

Por su parte, el alcalde de Girón, Miguel Uzhca, comentó que otros factores adicionales que sumaron para esta desgracia son la deforestación y el excesivo nivel de lluvia que resultó ser el triple si se comparan los porcentajes históricos de años pasados. Otra evidencia de aquello es que las alcantarillas metálicas corrugadas, conocidas también como ármicos, quedaron totalmente destruidas.

Publicidad

Dentro de las soluciones urgentes también están ubicar un terreno para los damnificados de la comunidad San José de Zapata, así como completar el trabajo para dotar nuevamente de agua potable a los afectados.

Declaran alerta naranja y evacúan a familias en riesgo en parroquia Huigra

Este martes 11 de abril habrá una sesión del Comité de Operaciones Emergentes (COE) cantonal, en la que se analizará lo ejecutado y se expondrán los trabajos a realizar, pero también queda abierta la posibilidad de que el lugar sea declarado en emergencia y con base en los informes determinarán cuánto dinero necesitan para reconformar las vías internas, recuperar algunos puentes y demás ayudas sociales. En especial porque Uzhca está consciente de que “en un aguacero más se nos va todo”.

Pero en Girón este deslave no es el único problema, también es la vialidad interprovincial que los bloquea cada cierto tiempo. Tal como pasó en el kilómetro 34, en el que una caída de tierra los aisló durante el feriado de Semana Santa, lo que afectó a la movilidad y a la economía local porque las ventas cayeron estrepitosamente. (I)