Quevedo, LOS RÍOS
“Queremos un gobierno racional, que nos dé la oportunidad a los montuvios, indios, cholos. Nosotros también tenemos saberes ancestrales, conocimientos”, dijo Germán Jácome, agricultor y dirigente agrícola.
La mañana de este domingo acudió junto con su padre, Gerardo, a cumplir con su derecho al voto y con la esperanza de que en medio de todo el torbellino político e inseguridad que afectan al país, el nuevo mandante pueda ejercer políticas que sirvan de apoyo al agricultor.
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“Se requiere un gobierno que fomente la agroecología como política pública y que dejen el clientelismo de los venenos (insecticidas) que no han resuelto el problema, más bien tenemos el problema de encarecimiento del costo de producción y envenenamiento de la comida, del campo y la ciudad”, indicó Jácome, exigiendo a la vez seguridad para el campo.
“Allá también existe el robo rural, hay bandas en el campo, el Gobierno debe tener un plan estratégico que actúe con mucha inteligencia. En tiempo de pandemia teníamos libertad para trabajar, hoy estamos peor que la pandemia por la inseguridad”, señaló el agricultor.
Desde el recinto Macul Central de Quevedo llegaron a la Unidad Educativa Guayacán de Quevedo José Párraga, Manuel Aroca y Pedro Aroca, tres agricultores que madrugaron para ejercer su voto.
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A las 08:30 ya habían sufragado y esperaban a otros familiares para retornar a sus viviendas, aunque cada uno votó por candidatos diferentes, coinciden en que quien llegue a gobernar debe tener proyectos dirigidos al agro.
“Toda la vida el agricultor ha sido explotado y maltratado, muchos de mis compañeros, y me incluyo, ya decidimos no sembrar nada porque más es lo que se invierte que lo que se gana”, contó Pedro Aroca, de 73 años, quien sobrevive con 100 dólares que recibe del Seguro Campesino.
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“Para una hectárea se requieren 14 kilos de úrea, hace unas semanas estaba a 50 dólares, ahora creo que ha bajado el precio, se debe regar la úrea al menos tres veces en un mes. Los agricultores no tenemos recursos, estamos endeudados y siempre nos encontramos con trabas, por eso es que el sector agrícola está en crisis”, comentó Pedro.
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Para José Párraga y sus amigos, la inseguridad en el sector rural se ha tornado preocupante, según él, la delincuencia ha emigrado de la zona urbana al campo y va en ascenso, por ello cree que deben existir estrategias para controlar el crecimiento delictivo en la zona rural que afecta de manera directa al campesino.
Germán Jácome consideró que el Estado no solo debe hablar de los precios de sustentación de la caja de banano, del maíz y del arroz, sino también de los campesinos que tienen siembras de madera.
“El Gobierno debe hacer un plan estratégico integral de mirar a la agricultura como una política pública, no como segmentos para hacer negocios con la dádiva del veneno (insecticidas), le decimos no al asistencialismo ladrón para hacer grandes negocios a nombre de los campesinos”, concluyó. (I)
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