La rutina en la vida de María Fernanda Restrepo ha cambiado durante estos dos años. Desde muy temprano despierta, alista sus cosas y se despide de su hijo. Luego viaja por una hora hasta el hospital donde se encuentra su padre.

Pedro Restrepo, conocido activista por los derechos humanos en Ecuador, enfrenta ahora una batalla personal contra una grave enfermedad respiratoria crónica.

‘Él no para de luchar por respirar, por recuperarse’

A sus 81 años, el hombre que durante décadas buscó justicia para sus hijos desaparecidos, Carlos Santiago y Pedro Andrés, se encuentra en una situación crítica que requiere cuidados médicos intensivos.

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En un diálogo con este Diario, su hija, María Fernanda Restrepo, compartió detalles sobre la condición de su padre y los desafíos que enfrenta la familia en estos momentos difíciles.

“Mi papá tiene una insuficiencia respiratoria crónica y polineuropatía del paciente crítico. Está completamente paralizado, con muy poca movilidad, y sufre de una parálisis diafragmática severa”, explicó.

Esta condición hace que Pedro Restrepo dependa totalmente de un ventilador mecánico para respirar, al cual está conectado a través de una traqueotomía.

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‘Les suplico ayuden a mi padre a tener un final digno en casa’: el clamor por el estado de salud de Pedro Restrepo

La situación de Restrepo se ha prolongado por dos años, durante los cuales ha permanecido hospitalizado.

Según relata su hija, el deterioro físico es evidente y preocupante. “Con el tiempo, el encamamiento y el encierro, su condición se va agravando. La dependencia de la máquina, si bien le ayuda a vivir, también contribuye a su deterioro, ya que sus músculos, pulmones y diafragma se debilitan cada vez más”.

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Restrepo expresó su profunda preocupación por los riesgos asociados a la prolongada estancia hospitalaria de su padre, pues estar dentro de un hospital lo hace más vulnerable y proclive a infecciones.

“Es un ambiente lleno de bacterias, virus y bacterias hospitalarias multirresistentes”, señaló. Esta situación ha llevado a la familia a considerar la posibilidad de trasladar a Pedro Restrepo a su hogar para continuar con los cuidados necesarios.

La decisión de buscar atención domiciliaria no solo responde a factores de salud física, sino también al bienestar emocional del paciente. “El beneficio de estar en casa no es solo anímico, moral y mental, sino que también estaría libre de contaminación por bacterias intrahospitalarias”, explicó.

Sin embargo, el cuidado de un paciente en estado crítico, como Pedro Restrepo, implica gastos significativos que la familia debe afrontar.

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María Fernanda detalló que, a pesar de estar en un hospital público, deben cubrir gastos adicionales en medicamentos, insumos médicos y terapias complementarias. “Tenemos gastos que bordean los $ 3.000 mensuales”, reveló.

La rutina diaria de María Fernanda Restrepo se ha visto completamente alterada por la condición de su padre. Dedica gran parte de su tiempo a cuidarlo en el hospital, lo que ha impactado en su vida laboral y familiar.

“He tenido que dejar de lado muchas veces el trabajo y lo más duro es dejar a mi hijo, que ya lleva dos años prácticamente creciendo al cuidado de su padre y terceros”, compartió.

Restrepo expresó su gratitud hacia el personal del hospital que ha atendido a su padre, pero insistió en la necesidad de que el Estado se involucre más en el cuidado de pacientes crónicos complejos.

“El personal ha sido maravilloso, impecable, lo han tratado muy bien, pero el Estado debería encargarse de estos pacientes crónicos en su casa, no olvidarlos en un hospital”, afirmó.

Fernanda señaló que el IESS cubría hace un par de años a los pacientes de alta complejidad a través de un prestador externo, pero ahora ya no lo hace.

Actualmente, solo el Isspol lo realizaría, por eso pidió que se tome en cuenta a su padre para que termine sus días de una manera digna.

“La Policía Nacional le arrebató la vida entera a mi padre, su tranquilidad y salud física y anímica. Resulta un deber moral que la misma Policía le dé un final al menos digno en casa. No devolvieron los cuerpos de Santiago y Andrés, al menos mi padre merece ser atendido y morir en casa, no encerrado en un hospital”, publicó en su cuenta de X (antes Twitter) .

La situación de Pedro Restrepo pone de manifiesto la compleja realidad que enfrentan muchas familias con pacientes crónicos en Ecuador.

Su caso, además, tiene un significado especial dado su histórico activismo en la búsqueda de justicia para sus hijos desaparecidos, una lucha que ha mantenido viva durante décadas y que ahora se ve eclipsada por su propia batalla por la vida.

En palabras de su hija, que reflejan el profundo impacto emocional de esta situación: “Ver a mi padre apagándose de a poco es lo más duro que puede sentir un hijo. Es sentir que se me va finalmente todo al piso, la base de mi existencia, la fortaleza de mi vida, la única persona que ha estado ahí para mí y que ha velado por mí todos estos años, luego de la muerte de mi madre, de la desaparición de mis hermanos “.

La historia de Pedro Restrepo continúa siendo un símbolo de perseverancia y lucha por la vida, ahora en un contexto personal que resuena con muchas familias que enfrentan desafíos similares en el cuidado de sus seres queridos. (I)