El barrio de San Roque, ubicado en el centro histórico de Quito, enfrenta serios problemas de desorden e inseguridad. La falta de control por parte de las autoridades y la aglomeración de vendedores en las calles son factores que contribuyen a esta situación, afectando tanto a los residentes como a los visitantes.

Marco, un comerciante de San Roque, señaló que uno de los principales problemas es la ocupación de las veredas y calles por los vendedores ambulantes. “Hay locales que venden afuera en la calle y tienen todo en desorden”, comentó.

Palacio de Carondelet, blindado por seguridad, genera recorridos más largos a residentes y aleja a visitantes

Esta situación no solo obstruye el paso de los peatones y vehículos, sino que también genera un ambiente propicio para los robos.

Publicidad

“Hay veces que pasan carros y hasta les han pisado porque no tienen por dónde caminar. Un día de feria es fatal, aquí nadie puede pasar porque hasta les roban”, agregó.

Según el ciudadano, es una necesidad constante el control, pues aseguró que no existe ayuda desde las autoridades municipales estableciendo el orden.

Bolívar, quien trabaja como guardia de seguridad en una de las calles con puestos de venta, describió la situación de inseguridad en la zona. Aunque mencionó que el índice de robos ha disminuido ligeramente, la técnica de “arranchar” sigue siendo común.

Publicidad

¿Adquirir generadores eléctricos? Expertos analizan los protocolos de seguridad y opciones para el Metro de Quito ante apagones

“Ahora lo que hacen es que se apegan y mandan la mano, o sea, al grupo de gente, sin que se den cuenta”, explicó.

Su trabajo, que realiza desde temprano en la mañana hasta el mediodía, implica estar constantemente alerta para prevenir estos robos. En ocasiones ha tenido que usar un garrote plástico, su único compañero de batalla para confrontar a la inseguridad.

Publicidad

Vicente Tipán, presidente de la Asociación 17 de Noviembre, destacó los esfuerzos que las asociaciones de vendedores han realizado para mejorar la seguridad y la limpieza en San Roque.

‘Esta vía está abandonada desde hace años, ningún alcalde quiere hacerse cargo’, rehabilitación de la avenida Galo Plaza demorará dos años

“Aquí tenemos guardias de seguridad. Nuestras asociaciones se comprenden de aquí hasta arriba. Entonces, nosotros nos organizamos en las calles para una mejor atención al cliente”, mencionó.

Sin embargo, reconoció que la percepción de inseguridad ha afectado la afluencia de clientes. “Aquí les damos precios bien convenientes, hay productos desde 25 centavos a un dólar, lo que pidan”, agregó.

Pilar, una vendedora con casi 40 años en San Roque, compartió su historia de lucha diaria. “Al principio era tranquilo aquí, pero ahora la gente no viene por la delincuencia”, comentó.

Publicidad

Ministro de Defensa, Gian Carlo Loffredo: El país necesita de más militares para este nuevo combate urbano

Ella necesita seguir trabajando para mantener a su familia, incluyendo a su hija que está en la universidad. “Tenemos que sacar de aquí el pan del día. Madrugamos de una a dos de la mañana para comprar a los dueños y salir a vender acá en las veredas a los clientes hasta tarde”, relató.

Desde la Agencia Metropolitana de Control (AMC), la entidad municipal encargada del orden público y las ventas legales informó que están en un plan de intervención en todos los mercados de Quito.

QUITO.- Vista de la calle Cumandá, en el barrio San Roque, en el centro histórico de Quito. Foto: Alfredo Cárdenas.

Sin embargo, en San Roque han encontrado una resistencia significativa. En este lugar habrían intentado establecer un operativo para generar el orden, pero no lo lograron porque fueron amedrentados por varios de los comerciantes de la zona.

El palacio del ataúd en el techo, una historia oculta en el centro histórico de Quito

Las intervenciones, realizadas en conjunto con la Policía Nacional, han tenido éxito temporal, pero los problemas tienden a resurgir una vez que las autoridades se retiran.

El tradicional barrio de San Roque, conocido por su mercado que ofrece productos de primera necesidad, alimentos frescos y a precios de distribuidor, muebles y alimentos preparados, enfrenta un complejo desafío de desorden e inseguridad que afecta la calidad de vida de sus residentes y la percepción del área por parte de los visitantes.

A pesar de estos limitantes es normal ver a decenas de personas comprando productos para sus hogares o negocios, en un barrio que lucha por mantenerse a flote en medio de la adversidad. (I)