La ministra de Educación, Alegría Crespo, explicó —en declaraciones para Teleamazonas— que las tareas de corta duración significan que causen impacto en el estudiante y que les guste hacerlas porque están respondiendo a una curiosidad.La funcionaria sostuvo que podrían ser lecturas, contar cuentos, desarrollar niveles de oratoria, escribir.Para Crespo, es una oportunidad para volver a unir a la escuela y a la familia y que los padres pregunten qué están aprendiendo en las aulas.Luis Calle, especialista en diseño de políticas educativas, consideró atinada la decisión del Ministerio, pero a su criterio, debió haber sido tomada con anterioridad tomando en cuenta que los apagones no son recientes.Planteó, además, que se lo debe institucionalizar, pues mencionó que en muchas ocasiones las tareas no están dosificadas porque se envían cosas que no son pertinentes a los alumnos. Con ello, agregó, se pueden priorizar los contenidos para que las tareas incluyan temas que les van a servir a los alumnos.Calle mencionó que los establecimientos educativos deben tener cierta autonomía para que, de acuerdo a las circunstancias de cada estudiante, puedan hacer priorizaciones. Además de reducir la carga burocrática de los docentes.El experto señaló que debe haber coordinación interna para que, por ejemplo, un día se envíen tareas de Matemáticas, al día siguiente, de otra área, es decir, ir variando y que no haya acumulación.Paco Arévalo, director general académico de la universidad UTE, puntualizó que después de la pandemia del COVID-19 la tendencia fue la de incorporación de la tecnología en el desarrollo de las actividades académicas, como libros electrónicos, plataformas de práctica y sistemas de comunicación con las familias, material digital con el que hay afectación por lo que actualmente sucede.Zadkiel Cárdenas, secretario de Educación del Municipio de Quito, indicó que en las entidades educativas municipales se suspendieron los deberes para el hogar, medida que estará vigente mientras los apagones duren catorce horas.Esto, argumentó, porque no solo pone en peligro la estabilidad de la rutina familiar, sino que acarrea complicaciones adicionales. Hay 34 instituciones educativas y unos 26.000 alumnos en la educación local.“Hay chicos que los únicos horarios que tienen de luz es en la madrugada o máximo una, dos (horas) durante la tarde, pero también se cruza con otro tipo de necesidades familiares, como cocinar, lavar, limpiar”, detalló.Una vez que los horarios de corte de luz disminuyan, las tareas escolares irán aumentando en función de una priorización enfocada en la reflexión y en el trabajo con útiles escolares ya definidos en la lista distribuida al inicio de las actividades educativas, añadió Zadkiel Cárdenas, quien expresó que se ha reforzado el trabajo en el aula.Para la madre de familia, la educación de sus hijas no se verá afectada siempre y cuando haya un refuerzo en las clases y si los profesores resuelven las dudas. Indicó que es importante que envíen tareas para que practiquen en la casa, pues de lo contrario hay distracciones.Paco Arévalo consideró que habrá un impacto negativo en el desarrollo académico de los alumnos que se plasmará en los meses y años siguientes. (I)","isAccessibleForFree":true}
Una madre y su hijo estudian a la luz de la vela en Quito. Los alumnos han tenido que adaptarse a las circunstancias debido a los apagones, que han llegado hasta 14 horas. Foto: EFE / EL UNIVERSO
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Camila y Emilia, de 16 y 14 años, están en tercero de bachillerato y décimo de educación general básica. Su madre contó que la institución educativa en la que estudian cuenta con planta eléctrica, por lo que no se han visto muy afectadas en cuanto a recibir las clases en estos tiempos de cortes de luz en Ecuador.
Otros 46 pacientes tienen síntomas relacionados. Esta enfermedad se manifiesta con fiebre alta, dolor de cabeza, sangrado, malestar del cuerpo y vómito.