Por décadas cantones como Guayaquil han crecido sin ninguna planificación. Primero se ha generado ciudad sin servicios, es decir, asentamientos informales, y luego ha llegado la obra pública. Este “sistema” ha dejado efectos colaterales como viviendas en zonas de riesgo y desalojos que se evidencian en sectores como Las Delicias, Nuevo Guayaquil o el bloque 22 de Flor de Bastión.