La historia de ‘Balantiopteryx infusca’, el murciélago ecuatoriano de sacos alares, está ligada a la del ferrocarril ecuatoriano, particularmente el tramo Ibarra-San Lorenzo, que transportaba a gente desde Esmeraldas hasta la sierra ecuatoriana, pasando por Imbabura, provincia donde sobrevive una colonia de esta especie, en túneles ferroviarios abandonados en la parroquia de Lita. Actualmente es la única población conocida de este murciélago en el país.

Fue descrito científicamente por el zoólogo inglés Oldfield Thomas en 1897, a partir de un espécimen capturado por el ornitólogo William Rosenberg, de la misma nacionalidad.

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Se trata de un murciélago diminuto, que no llega a pesar más de ocho gramos y la mayoría de su cuerpo es de color marrón. Se alimenta esclusivamente de insectos, a diferencia de otros murciélagos insectívoros, que ocasionalmente complementan sus dietas con pescado o frutos. También usa ecolocalización para guiarse a través de la noche, cuando cazan, y dentro de sus oscuros escondites en cuevas.

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El primer ejemplar fue capturado cerca del río Cachaví, en Esmeraldas. Pasaron casi 100 años sin que la ciencia vuelva a registrar a la especie hasta 1991, cuando los científicos Timothy McCarthy, Luis Albuja e Iván Manzano capturaron ejemplares en Lita. Escribieron un artículo científico detallando el redescubrimiento de la especie, publicado en el 2000.

El tramo ferroviario Ibarra-San Lorenzo se inauguró en 1957 y dejó de usarse a finales de siglo, lo cual significa que estos murciélagos colonizaron los túneles artificiales en algún punto desde su construcción hasta que McCarthy y sus colaboradores capturaron nuevos ejemplares, expone Santiago Burneo, curador de mamíferos del Museo de Zoología de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, quien ha visitado las cuevas en Lita.

En 2017, Burneo y un grupo de colaboradores visitaron las cuevas, y pudieron constatar que la colonia de ‘Balantiopteryx infusca’ está en relativo buen estado. “Encontré decenas, capaz cientos de individuos de la especie en las paredes de las cuevas (...). Entonces resulta que en la cueva sí hay muchos más ejemplares de una especie que está en peligro”, dice el experto.

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El Libro Rojo de los Mamíferos del Ecuador cataloga a la población ecuatoriana de estos murciélagos, la colonia de las cuevas de Lita, como una especie en peligro de extinción.

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Adicionalmente, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza la sitúa como vulnerable en su escala de conservación, pues su valoración también toma en cuenta a las colonias en Colombia, donde se ha registrado al murciélago en cuatro localidades, la última en 2021.

Sin embargo, Burneo cree tanto ‘Balantiopteryx infusca’ como otras especies catalogadas como en peligro de extinción son consideradas raras porque los métodos de recolección o de avistamiento no son los más adecuados.

“Yo creo que posiblemente hay especies que no están tan amenazadas como parecieran, pero eso es en general; por otro lado el Chocó ecuatoriano y la Costa tienen problemas de deforestación muy serios por agricultura y ganadería. Si el bosque alrededor de los murciélagos está en problemas entonces ellos también, porque no van a tener suficientes insectos para comer”, expresa.

El problema para detectar a murciélagos insectívoros como ‘Balantiopteryx infusca’ es que se alimentan exclusivamente de insectos, por lo cual suelen volar alto en su búsqueda, a una mayor elevación que las trampas tradicionales usadas para capturar y estudiar murciélagos. Eventualmente se los puede capturar en cuevas o en fuentes de agua, pero el proceso resulta más complicado.

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Es por eso que Burneo plantea que se empiece a buscarlos con ecolocalización, con detectores ultrasónicos de sonido. El experto señala que con esos aparatos se podría simplemente apuntarlos al cielo y detectar a los murciélagos sin la necesidad de utilizar trampas.

“Incluso hay especies de murciélagos insectívoros de vuelo alto en Perú y Colombia que no están registrados en Ecuador, pero seguramente lo están. Simplemente allá encontraron sus cuevas y nosotros todavía no. Así incrementaríamos el número de especies del país y sería un nuevo método de registro de especies”.

En cuanto a medidas para proteger a la especie, Burneo recomienda explica que es esencial proteger los bosques del Chocó ecuatoriano ahora, pues la inseguridad está evitando que se aproveche aún más estos bosques, y que cuando la situación mejores, “la gente en seguida va a presionar para tener cultivos allá”.

No obstante, la inseguridad también es un impedimento para las investigaciones.

Burneo cuenta que planeaba volver a las cuevas en 2018 para realizar un estudio sobre la colonia de murciélagos, pero lo cancelaron luego del secuestro del equipo periodístico de El Comercio en Esmeraldas. (I)