Como una última oportunidad para tomar medidas a tiempo ven algunos la próxima cumbre de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021 (COP26), que reunirá a líderes mundiales como los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y de varios países de Europa.

Esta semana miles de personas se manifestaron en ciudades suizas para pedir a los Gobiernos del mundo acciones concretas en la lucha contra el cambio climático, a pocos días de que se celebre la conferencia COP26, que será este año en Glasgow, Escocia, entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre.

Nelson Baldeón, consultor en geopolítica energética, menciona que básicamente la humanidad ya tiene que ponerse totalmente de acuerdo respecto al uso de energía con base en los hidrocarburos, porque el tema del aumento de temperatura del planeta va a afectar mucho más el cambio climático. Por ende, esta cumbre no puede fallar, pero todo se sabrá al finalizar.

Publicidad

Agrega que es importante que líderes como Biden concurran porque el papel de las potencias es importante. Aunque se espera que no vayan a la foto, porque incluso es a los países desarrollados, que son los que más contaminan, a los que más les pega el cambio climático.

Una mina de carbón en Alemania, en una fotografía de archivo. Foto: EFE

Biden ya prometió en abril que EE. UU. duplicaría su ayuda financiera global para contribuir con los países en vías de desarrollo a afrontar el cambio climático, y en la pasada Asamblea de la ONU, que iba a doblar su contribución hasta unos 5.600 millones de dólares anuales, una cifra que ha sido considerada muy insuficiente por las organizaciones ecologistas.

Frances Colón, directora sénior de Política Climática Internacional del Center for American Progress, comenta que la expectativa es que muchos países sí presenten metas más ambiciosas que las que se expusieron para el Acuerdo de París (2016), puesto que la ciencia ha dicho que se necesitan para limitar el calentamiento global a solo 1,5° centígrados.

Publicidad

“Muchos países ya se han comprometido con metas más grandes y más países van a anunciar otras llegando a la cumbre (..). Creo que lo que el reporte del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) nos indica es que es un momento muy urgente para la crisis climática, que se nos está acabando el tiempo y que no tenemos mucha flexibilidad para cometer errores y ser tímidos”, afirma Colón, quien añade que en el caso de Estados Unidos el representante del presidente para el cambio climático, John Kerry, ha estado viajando por el mundo para obtener los mejores resultados que se puedan en esta cumbre.

Para la especialista, estos días serán el espacio indicado para dialogar sobre acciones inmediatas, de trabajar en los procesos de adaptación de los países, del financiamiento que necesitan muchos de estos para hacer la transición a economías de energías limpias. Conversaciones que seguirán luego de la cumbre.

Publicidad

Los países a los que más acciones y compromiso se pide son Estados Unidos y China, sin embargo, este último no tendrá a su presidente, Xi Jinping, en la cumbre.

Los retos de la COP26 son numerosos, porque como expuso esta semana en un informe el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), los Gobiernos del mundo planean producir más del doble de la cantidad de combustibles fósiles en 2030 de lo que sería compatible con limitar el calentamiento global a 1,5 grados, recoge EFE.

Sin embargo, la reactivación se puede convertir en una oportunidad también.

“En Estados Unidos, la recuperación del COVID no puede ser un retroceso y tratar de reconstruir las economías a como estaban antes de la pandemia. El trabajo que hay que hacer, como dice el presidente Biden, es reconstruir mejor de como estábamos y para eso hay que hacer esas transiciones a energías limpias, este es el momento, no hay más tiempo”, apunta Colón.

Publicidad

El Gobierno británico anunció que invertirá alrededor de 9,4 mil millones de dólares en nuevos proyectos para impulsar el uso de medios de transporte sostenible en ciudades y regiones de Inglaterra.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) indicó antes de la COP26 que se alcanzó un acuerdo entre varios países que permite prohibir que se otorguen créditos a la exportación a centrales eléctricas convencionales de carbón.

Un pedido desde la Amazonía

Las llamadas Cuencas Sagradas del Amazonas son consideradas la región más biodiversa del mundo.

En tanto, Eduardo Pichilingue, coordinador en Perú de la Iniciativa Cuencas Sagradas, comenta que las cumbres COP son un espacio importante, pero no han tenido en el pasado un accionar determinante, sobre todo en los países desarrollados que deben tomar las decisiones más firmes. Pero que esta vez desde la iniciativa van con una expectativa grande de que las propuestas de las organizaciones indígenas sean tomadas en cuenta.

“Esta propuesta de sostener y proteger la Amazonía, y que lo hagan las personas que son dueñas del territorio, quienes viven ahí y que han demostrado científicamente que son las que mejor han protegido esos territorios, esos bosques”, dice Pichilingue.

Él plantea que desde sus organizaciones veían que la mayoría de participantes van con denuncias y miradas muy negativas de lo que es el futuro de la Amazonía y del planeta en general, y en este caso se va con una visión clara y fresca de lo que puede ser el futuro de esta zona si los Gobiernos y la sociedad en general deciden romper el statu quo. Adicionalmente de esta manera se les daría una forma de supervivencia y dignidad a las personas de estos territorios. Algo que podría replicarse en otras zonas del planeta.

Pichilingue también indica que una propuesta de las organizaciones indígenas amazónicas es la de 80 por 20, que pide que se proteja el 80 % de la Amazonía para 2025.

Benito Bonilla, de la Fundación Pachamama, que también es parte de la Iniciativa Cuenca Sagrada, comenta que esta iniciativa binacional (entre indígenas de Ecuador y Perú) busca una sociedad posextractiva y abre el espacio para proyectos de bioemprendimientos en la Amazonía que puedan aportar recursos para la transición energética.

Bonilla agrega que después de 26 encuentros de la COP las respuestas ya no están tanto en lo que los Gobiernos pueden hacer, sino en las propuestas que organizaciones y pueblos indígenas de todo el mundo pueden hacer para levantar un debate que ofrezca respuestas ante el calentamiento global. (I)