Cada vez que los cardenales escogen un nuevo pontífice en el cónclave, le hacen la pregunta: “¿Quomodo vis vocari?”, pues es tradición que el recién nombrado papa adopte un nuevo nombre con el que se identificará durante el resto de su cargo. Fue el caso de Jorge Mario Bergoglio, quien eligió llamarse Francisco cuando fue nombrado papa en el 2013.