Decenas de propuestas han surgido en el mundo para adoptar a la bebé milagrosamente rescatada de entre los escombros del terremoto que destruyó Siria y Turquía, cuya madre dio a luz antes de morir.

Rescatada en medio de una fría noche, Aya (milagro en árabe), estuvo al menos siete horas sola, mientras su mamá, su papá y sus hermanos yacían muertos a su lado. Los rescatistas escucharon un ruido y ese momento se produjo el milagroso rescate de la niña siria a quienes ahora muchos quieren apoyar.

Aya, de siete horas de nacida, fue rescatada entre los escombros de una edificación, donde permanecía junto a su madre muerta. Foto: AFP Foto: -- RAMI AL SAYED

La historia de supervivencia de Aya ha cautivado a la gente en las redes sociales, y al final de la semana comenzaron a llegar ofertas de personas dispuestas a adoptar a la niña.

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“Quiero adoptar a esta niña. Le daría un hogar amoroso. Tendrá dos pares de abuelos y primos de todas las edades. Mi familia estaría completa”, tuiteó un usuario de Twitter.

“Me encantaría adoptar a este precioso bebé”, comentó otro usuario en TikTok.

El Dr. Attiah, gerente del hospital donde Aya está siendo tratada, dijo que había recibido docenas de llamadas de personas de todo el mundo que querían adoptar a la bebé Aya.

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“No permitiré que nadie la adopte ahora. Hasta que su familia lejana regrese, la trataré como a uno de los míos”, le dijo a la BBC el Dr. Attiah, que tiene una hija cuatro meses mayor que Aya.

Ella está siendo amamantada por la esposa de Attiah, junto con su propia hija, dijo la BBC.

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Miles de niños desplazados

La tragedia que deja ya más de 22 mil víctimas mortales, de los cuales más de 3.500 están en Siria, ha acentuado el estado crítico en que viven miles de niños sirios, muchos de ellos albergados en campamentos de desplazados, producto de la guerra, alerta Unicef.

El organismo de las Naciones Unidas ha explicado que trabaja en coordinación con el Gobierno turco y la Presidencia de gestión de desastres y emergencias para cubrir las necesidades que van surgiendo y que están relacionadas con una respuesta humanitaria general. En Siria, Unicef evalúa los efectos de los terremotos y se prepara para respaldar la respuesta humanitaria en coordinación con sus aliados.

“El hecho de que el primer terremoto se haya producido de madrugada, mientras muchos niños y niñas dormían profundamente, ha hecho que la situación fuese aún más peligrosa, y a esto se añaden los riesgos continuos debido a las réplicas. Nuestro corazón y nuestros pensamientos están con los niños y niñas afectados y sus familias, especialmente aquellos que han perdido a sus seres queridos o que han resultado heridos. Nuestra prioridad inmediata es garantizar que la infancia y las familias afectadas reciban la asistencia que tan desesperadamente necesitan”, explica Catherine Russell.

Niños sirios fotografiados en un refugio improvisado para personas que quedaron sin hogar, cerca de la ciudad de Jindayris, controlada por los rebeldes, el 9 de febrero de 2023, dos días después de que un terremoto mortal azotara Turquía y Siria. Foto: -- AAREF WATAD

Se estima que los sismos han dañado o destruido escuelas, hospitales y otros centros médicos y educativos, lo que traerá aún más consecuencias para los niños y las niñas. Los posibles daños provocados en carreteras e infraestructuras críticas podrían complicar además las labores de búsqueda y rescate, así como la respuesta humanitaria general.

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En campamentos

También Sivanka Dhanapala, representante en el país del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), expresó que “hasta 5,3 millones de personas en Siria podrían haberse quedado sin dónde vivir a causa del sismo”, dijo en Damasco a la prensa.

Vista aérea de tiendas de campaña instaladas por la Presidencia de Gestión de Desastres y Emergencias de Turquía (AFAD) en los terrenos del estadio Kahramanmaras, el epicentro del primer temblor de magnitud 7,8, en el sureste de Turquía. Foto: -- OZAN KOSE

Según él, lo ocurrido ahora es “una crisis dentro de una crisis”, después de los problemas económicos, el covid-19 y los rigores del invierno, que se suman a la larga guerra civil iniciada en 2011.

Los supervivientes del terremoto en Siria acudieron a los campamentos creados para los desplazados a causa de la guerra civil.

Muchos perdieron sus casas o tienen miedo de regresar a unos edificios dañados por el temblor.

En la guerra siria murieron alrededor de medio millón de personas.

La contienda obligó a huir de sus casas a cerca de la mitad de la población que sumaba el país antes de la guerra. Muchos de ellos encontraron cobijo en la vecina Turquía.

Doble tragedia

Mercan al Ahmad, nacida en Alepo, recordaba su vida en Siria, donde luchaba por encontrar comida. Ahora casi no puede dormir.

“En Siria escapamos de la muerte y ahora nos ha golpeado un terremoto en Turquía”, dijo la joven de 17 años. “No podemos dormir. Tenemos miedo. Vivimos con miedo a otra fuerte réplica”, explica.

Ahora se pasa las noches y los días inquieta, preocupada por su futuro y por sus parientes en Alepo, una de las provincias más afectadas por el sismo en Siria.

Ihlas Mohammed tiene noticias similares de su familia y amigos en un pueblo sirio, situado entre Alepo e Idlib.

“Hubo una guerra, escapamos, y ahora ha ocurrido esto. No tenemos nada”, lamenta.

“Todos somos víctimas”

Turquía se convirtió en el país de acogida de miles y miles de refugiados tras un acuerdo destinado a frenar la crisis migratoria europea en 2015-16.

Pero los sentimientos anti-inmigración han ido en aumento en el país con la grave crisis económica, que ha acabado con los ahorros de la gente y ha dejado a millones de personas luchando por pagar sus facturas.

Una mujer que lleva a un bebé observa cómo continúan las operaciones de búsqueda y rescate días después de que un terremoto mortal azotara Turquía y Siria, en la ciudad de Jindayris, en la parte controlada por los rebeldes de la provincia siria de Alepo, el 10 de febrero de 2023. Foto: -- BAKR ALKASEM

Con la cercanía de las elecciones turcas del 14 de mayo, políticos de todas las tendencias prometen empezar a enviar a los sirios de vuelta a casa.

Pero Aydegul Bitgin, una madre de familia turca, cree que todos los que están en la mezquita son iguales.

“Estamos aquí con los refugiados sirios, todos somos víctimas”, dijo esta mujer de 37 años. “No hay nada que no necesitemos, comida para bebés, toallitas húmedas, pañales”. (I)