Hace tres años un grupo de países que querían dejar atrás Unasur, acusando a la unión de haber sido una institución creada más por ideología, impulsó el Foro para el Progreso y la Integración de América del Sur (Prosur), que ayer realizó su tercera cumbre presidencial en Cartagena, Colombia.

¿Pero cuál ha sido la diferencia o qué ha logrado esta iniciativa impulsada en 2019 por Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay y Perú? Según analistas aún no se ve.

Colombia tenía desde hace un año la presidencia pro tempore de Prosur y este jueves se la pasó a Paraguay en la III Cumbre, en Cartagena de Indias.

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El mandatario paraguayo Mario Abdo dijo de forma virtual –no pudo asistir por haber tenido coronavirus– que “Prosur es la plataforma que a través del diálogo y la cooperación entre Estados promueve acciones integradas que pueden garantizar mayor desarrollo en nuestras naciones”.

A continuación añadió que “su mayor valor es que privilegia los intereses de los Estados, no meramente de los Gobiernos, y que promueve la vigencia plena de los derechos humanos, del estado de derecho y la democracia”, recoge en publicación EFE.

El analista ecuatoriano Esteban Santos menciona que esto última es una clave, pues deben buscarse avances en la parte técnica y ya no en la política, porque la integración ha logrado funcionar y tener aciertos en otras latitudes.

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Da el ejemplo de la Unión Europea y en la región el Mercosur, que pese a dificultades ha logrado limar asperezas entre Brasil y Argentina, y lo propio la CAN, que con todos sus tropiezos ha sido un mecanismo exitoso de integración.

“Prosur viene en un momento interesante, de un mundo totalmente globalizado y que cada vez busca más acuerdos comerciales por toda la complejidad (presente), por ponerte un ejemplo pandémico concreto, el tema de los microchips... Si es que logramos aterrizar en la parte técnica que los acuerdos pasen del coctel de los presidentes, Prosur tendría posibilidades de éxito. Si es que esto no logra pasar esta primera fase, se da este giro a la izquierda y mandatarios deciden desechar este proceso de integración, estaríamos ante un nuevo intento fallido”, dice Santos, quien añade que Prosur tiene un fin más comercial y menos institucional que lo que fue Unasur.

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En tanto, el analista peruano Luis Benavente cree que es muy difícil un proceso de integración en la región.

“América Latina está muy dividida entre el rojo (izquierdas) y el azul (derechas) y esta visión no tiene punto de encuentro, está muy contrastada, no tiene matices, no hay un centro fuerte que reafirme posiciones intermedias, equidistantes, no por comodidad sino por integración”, menciona Benavente, quien no ve posibilidades a una integración regional por falta de objetivos comunes, a diferencia de Europa, donde aún teniendo instituciones más sólidas tienen problemas en esa unión y el gran ejemplo fue el brexit.

“En América Latina (la integración) yo lo veo más como un poema que como una realidad”, afirma Benavente.

Santos recuerda que es increíble ver la cantidad de organismos que se han creado en Latinoamérica con el afán de llegar a una integración: Celac, Mercosur, Unasur, Alba, Can, Alianza del Pacífico.

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“Una vez un jefe en el tribunal de justicia de la Comunidad Andina me decía que crear un organismo internacional no es tan difícil, destruirlo es casi imposible. (Lo que pasó con) Unasur viene a ser la excepción a la regla”, dice.

Según Prosur, durante el último año hubo 120 reuniones de trabajo técnico en salud, infraestructura, medioambiente, gestión de riesgo, energía, seguridad, defensa y tránsito de personas con resultados y avances en cada sector. (I)