Después de que el expresidente Gotabaya Rajapaksa se viese obligado a abandonar el cargo y salir de Sri Lanka la semana pasada, debido a las fuertes manifestaciones contra su gestión de la crisis económica que azota el país, 225 parlamentarios deben designar este miércoles a su sucesor en un voto secreto.

La nación se encuentra bajo un criticado estado de emergencia decretado hace dos días por el presidente interino, Ranil Wickremesinghe.

Entre los tres nominados a tomar las riendas del país se encuentra el propio Wickremesinghe, primer ministro del Gobierno de Rajapaksa en sustitución del hermano del exdirigente, Mahinda Rajapaksa, que se vio obligado a abandonar el puesto el pasado 9 de mayo cuando sus seguidores atacaron a manifestantes en Colombo.

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Wickremesinghe fue luego elevado a presidente interino tras la salida de Gotabaya Rajapaksa, y cuenta con el apoyo de parte de una facción del Sri Lanka Podujana Peramuna (SLPP), la formación del depuesto presidente.

El candidato Dullas Alahapperuma también cuenta con el apoyo de una parte del Sri Lanka Podujana Peramuna (SLPP), además de haber sido nominado por el líder opositor Sajith Premadasa, uno de los favoritos a las elecciones pero que anunció su salida de la carrera electoral ayer.

Anura Kumara Dissanayake, de la coalición izquierdista NPP, es el tercer candidato en liza aunque los analistas piensan que es el que cuenta con menos posibilidades frente a los favoritos Wickremesinghe y Alahapperuma.

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“Todo indica que el voto estará dividido a partes iguales entre los dos candidatos principales, con el tercero representando la vista más radical del NPP y que podría recibir no más de tres votos de los representantes de su propio partido”, dijo a Efe el analista político Aruna Kulatunga.

Pero la candidatura de Wickremesinghe ha enfurecido a los manifestantes, que llevan reclamando su dimisión desde que accedió al puesto de primer ministro.

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El país isleño sufre desde hace meses escasez de medicamentos, alimentos y combustible, provocada en parte por el gran endeudamiento, erradas políticas gubernamentales, y el impacto de los atentados de Pascua y la pandemia en el turismo.

Esta situación dio lugar a protestas por toda la isla desde finales de marzo, cuando miles de personas comenzaron a salir a las calles para pedir la dimisión de Rajapaksa por su gestión de la crisis económica.

El pasado 9 de julio, centenares de manifestantes irrumpieron en las residencias oficiales de Rajapaksa y de Wickremesinghe, obligando al presidente a abandonar su cargo y el país.

El nuevo Gobierno deberá retomar las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre un posible rescate financiero de Sri Lanka. (I)

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