Este 30 de agosto vence el plazo para que los partidos y movimientos políticos inscriban sus alianzas para participar en las elecciones generales del 9 de febrero de 2025. Participar en conjunto trae consigo incentivos legales y económicos que son promovidos desde el mismo Consejo Nacional Electoral (CNE) con miras a evitar la dispersión de candidatos y del voto.

Hasta el momento son 17 los binomios presidenciales que surgieron de los procesos de democracia interna que se desarrollaron entre el 3 y el 17 de agosto del 2024, pero es muy probable que no todos lleguen a la papeleta y desistan de sus candidaturas cuando ya se oficialicen las alianzas políticas.

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Las alianzas para estos comicios están permitidas entre partidos y movimientos de ámbito nacional y provincial. Actualmente, en el registro nacional del CNE figuran 7 partidos, 10 movimientos nacionales y 69 movimientos provinciales. Los 136 movimientos cantonales y los 17 movimientos parroquiales que también existen no pueden ser parte.

En las últimas reformas hechas al Código de la Democracia se incluyó un incentivo para forjar estas alianzas. En uno de los incisos del artículo 202 se estableció que los partidos recibirán un 20 % adicional al monto asignado para promoción electoral por cada organización política participante, pero solo cuando sea entre aquellas del mismo nivel territorial-electoral, de acuerdo con cada tipo de candidatura.

En cuanto a los beneficios legales, el cómputo del porcentaje de votación obtenido por una alianza se asigna a todas las organizaciones participantes en la alianza.

Este escenario termina por convertirse para los partidos en una especie de herramienta para “sobrevivir” y no desaparecer si participan junto con organizaciones más fuertes.

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“Hasta ahora parecería que no hay humo blanco para consolidar algún tipo de alianza, ya sea de los movimientos y organizaciones del centro hacia la derecha y del centro hacia la izquierda… parecería que nadie va a deponer sus precandidaturas”, dice el consultor político Jorge León.

Cristian Carpio, analista político y docente de la carrera de Ciencias Políticas de la Universidad de las Américas, coincide en que es poco probable que el tablero electoral presidencial se ajuste o disminuya ya que priman los intereses personales de cada precandidato.

“Creo que se van a concretar muy pocas alianzas y eso se va a ver reflejado en los próximos días. Tanto la izquierda como la derecha están dispersos y eso ha evitado que se formen coaliciones que reduzcan el número de participantes. Yo estimo que serán entre catorce y quince candidaturas”, menciona.

Falta de alianzas no incidiría en votación de electores

No obstante, en caso de que se concreten o no estas coaliciones, León considera que el voto ya está definido y así se tengan 17 binomios esto no implica que el voto se vaya a dispersar.

“Tentativamente las dos organizaciones políticas fuertes son ADN, comandada por el presidente Daniel Noboa, y la Revolución Ciudadana, que pese a tener a un desgaste y haber bajado en su porcentaje de aceptación, seguirá teniendo un bloque fuerte en la Asamblea Nacional, más aún si vamos a pasar de 137 asambleístas a 151. Del resto de nombres habría que ver cómo termina resultando la candidatura de Jan Topic, Henry Cucalón, Pedro Granja y Leonidas Iza, y los bloques de asambleístas que logren colocar, que al final de cuentas también es importante el tema de las bancadas”, explica.

Carpio, por su parte, difiere y dice que las alianzas les dan a los electores opciones de ver a partidos más fuertes y a la vez a los partidos oportunidades para llegar a más votantes y construir candidaturas un poco más sólidas. Menciona que para espacios de poder como los que da el Legislativo terciar en coalición resulta positivo.

“Las alianzas también pueden reducir la dispersión de los votos y generar mejores sistemas de gobernabilidad en espacios como la Asamblea, ya que habría menos partidos políticos, menos bancadas y más opciones para lograr acuerdos”, refiere.

Asimismo, menciona que las alianzas dan “alicientes” a las organizaciones políticas para no desaparecer, ya que la asignación de votos entre los partidos es igualitaria.

“No hay partidos con cuadros sólidos y esto alienta a que haya una infinidad de candidatos, y para no desaparecer estos partidos más pequeños buscan generar alianzas que les permitan subsistir en el entorno político alcanzando los votos que se requieren”, indica.

Sobre estos porcentajes de votos, necesarios para seguir formando parte del Registro Electoral de organizaciones políticas, se establece que se eliminará a un movimiento o partido nacional si no obtiene el 4 % de los votos válidos en dos elecciones pluripersonales distintas y consecutivas a nivel nacional; o, al menos, tres representantes a la Asamblea Nacional; o, al menos, el 8 % de alcaldías; o, por lo menos, un concejal en cada uno de, al menos, el 10 % de los cantones del país. Mientras, a los locales se los extinguirá si no obtienen al menos el 3 % en dos elecciones consecutivas en su jurisdicción.

Asimismo, además de las alianzas y el resultado de estas en ramas como el Legislativo, León considera que es clave analizar qué electorado va a participar en los próximos comicios. Menciona que quienes tendrán el poder de colocar a las autoridades serán los jóvenes de 16 a 18 años, voto facultativo, y los de 18 a 29, el grupo etario juvenil, por lo que toda candidatura deberá enfocar una estrategia a este electorado si quiere llegar a uno de los espacios de poder.

Daniel Noboa venció en la segunda vuelta del 2023 a Luisa González, la candidata presidencial del correísmo. Ambos volverán a terciar en el 2025. Foto: EFE

Alianzas para binomios presidenciales aumentaron en última elección

En tanto, en los comicios presidenciales anticipados de agosto y octubre de 2023, producto de la disolución de la Asamblea Nacional, se conformaron cuatro alianzas para las candidaturas presidenciales: alianza Acción Democrática Nacional, de Daniel Noboa, con los partidos PID y Mover (listas 4-35); alianza Actuemos, Otto Sonnenholzner, con Avanza y SUMA (listas 8-23); alianza Por un País sin Miedo, de Jan Topic, con Centro Democrático, Partido Sociedad Patriótica y el Partido Social Cristiano (listas 1-3-6) y la alianza Claro que se Puede, de Yaku Pérez, con Unidad Popular, el Partido Socialista y Democracia Sí (listas 2-17-20).

Mientras, en las elecciones nacionales del 2021, el CNE aprobó tres coaliciones nacionales: Creando Oportunidades (CREO) y el Partido Social Cristiano (listas 6-21), que auspició la candidatura de Guillermo Lasso; Honestidad, del movimiento Concertación y el Partido Socialista Ecuatoriano (PSE), que cobijó la candidatura de César Montúfar (listas 17-51); y Unión por la Esperanza, entre la extinta Fuerza Compromiso Social (FCS) y Centro Democrático (CD), formada para la candidatura de Andrés Arauz (listas 1-5).

En cuanto a la práctica de participar en alianza, León dice que, hasta el momento, no la considera positiva ya que en “cada elección, sea seccional o nacional, aparecen nuevos candidatos y nuevas organizaciones políticas o las mismas con un nombre distinto y esto no fortalece la democracia ecuatoriana”, además de que el CNE no tiene control sobre esta situación más allá de establecer que sean de un mismo nivel territorial-electoral, pero no se habla de una tendencia o de coincidencias ideológicas.

“Esto lo vemos en los errores que tienen el Código, la Democracia y el reglamento de elecciones. Hacen alianza solo para presidente y no para asambleístas o solo para asambleístas y no nacionales, sino solamente para provinciales, y para esta elección ya está fuera de tiempo el CNE, pero es algo que se debe revisar para las elecciones seccionales del 2027″, comenta. (I)